Fosilizado, enterrado bajo la enormidad de su propia obra y el peso de una serie de equívocos y malentendidos. Espontáneos
Llega el habitual alijo de Cátedra, como siempre cargado de libros interesantes. Presentados en su estilo eficaz y reconocible, sin alardes
“¡Oh, desdichada España! ¡Revuelto he mil veces en la memoria tus antigüedades y anales, y no he hallado por qué