¿Hay novedades en la producción de ‘Haz clic aquí’ a cargo del CDN? ¿Espera cambios en el perfil del espectador?
Esta vez va a permanecer más tiempo en cartel, un mes y medio (hasta el 23 noviembre). Al tratarse de un thriller con toques de comedia y drama, no se adscribe a un público específico ahora como tampoco lo hizo anteriormente.
Es significativo que usted, como autor y director, defina la obra como un ‘thriller’, un término muy actual… ¿Se reconoce como ‘hijo de su tiempo’?
Sí, me considero hijo de mi tiempo, lo busco sin pudor. Soy un representante de mi generación, pero no estoy solo en la tarea, puedo citar nombres como los de Jordi Casanovas, Alberto Conejero, Antonio Rojano, Irma Correa… Todos nosotros, desde unas vivencias inspiradas por referentes culturales compartidos, damos hoy nuestra opinión sobre el mundo que nos rodea.
¿Cómo describiría ese extrañamiento que provoca la escenificación de las redes sociales, tan reveladoras de su presente generacional, en ‘Haz clic aquí’?
Fue un efecto logrado mediante un proceso natural y planteado con el objeto de estimular una necesaria reflexión sobre la utilización de las redes sociales y nuestro papel como usuarios de las mismas. ¿El ejercicio de la libertad en estos foros puede sustituir a la acción de la justicia? Haz clic aquí es una invitación a pensar cómo una acción determinada en este ámbito virtual puede desencadenar consecuencias concretas sobre la vida cotidiana de las personas, sin perder detalle de los conflictos particulares y cruzados que se producen entre los personajes para evitar reducirlos a meros bustos parlantes de cartón piedra.
José Padilla: Una acción determinada en las redes sociales puede desencadenar consecuencias concretas sobre la vida cotidiana de las personas
A raíz de un detonante inspirado en una noticia real (un vídeo colgado en Internet con una agresión de varios jóvenes a otro), el concepto de “lo colectivo” en el texto adquiere una dimensión muy compleja. Desde la misma decisión de que los actores representen más de un papel…
La representación de “lo colectivo” era básica para entender el fenómeno de las redes sociales y el reto fue convertir a cinco actores en esa masa que pulula activamente por la Red y que, a la vez, no deja de estar formada por individuos como cualquiera de nosotros. Todo esto favoreció ese extrañamiento aludido, siempre lejos de lo acusatorio porque cada vez me siento menos tentado de aleccionar, por motivos eminentemente prácticos: es algo que no funciona dramáticamente.
Mientras ‘Haz clic aquí’ retorna al María Guerrero, usted dirigirá su versión en ruso con formato de semimontaje en el Teatro del Arte de Moscú (programa ‘Por primera vez en ruso’, entre noviembre y febrero). ¿Qué expectativas le plantea esta oportunidad?
Compartir y aprender mucho de la tradición interpretativa rusa. Lo cierto es que Haz clic aquí está realizando un feliz recorrido; el año que viene también tendrá lugar una lectura en Nueva York. Por otro lado, este mes de octubre se edita Los cuatro de Düsseldorf (SGAE), un acontecimiento que me alegra mucho porque las tres últimas obras que he estrenado han tenido publicación en menos de un año. Esto es importante porque el teatro no sólo vive efímeramente en los escenarios, también debe leerse.
Para cerrar 2014, ¿cómo valora la coyuntura teatral en España?
La situación es trágica porque los modelos vigentes, de supervivencia y alimentados sólo por el entusiasmo personal de los que nos dedicamos a esto, tienen fecha de caducidad. Se supone que a partir de enero se va a hacer la Ley de Mecenazgo pero, perdónenme mi escepticismo, yo no me lo creo. Mientras tanto, estamos perdiendo cantera porque cada vez hay menos foros donde desarrollar los primeros pasos en la profesión, y, en un futuro casi inmediato, esto planteará una gran carencia para el país.
¿Y qué puede adelantar de su 2015?
Ya estoy trabajando con los actores en una versión libre La Isla Púrpura de Mijaíl Bulgákov, cuyo estreno llegará a finales del año que viene.
MAICA RIVERA
Una versión de esta entrevista ha sido publicada en el número de octubre de 2014, 256, de la Revista LEER (cómprala en quioscos y librerías seleccionadas, o mejor aún, suscríbete).