Cuál es el objetivo de la Transmedia Week? ¿Qué eventos destacarías?
El objetivo de la Transmedia Week es proponer a la comunidad académica y profesional un espacio de debate e intercambio –ahora se suele llamar networking– alrededor de las narrativas transmedia. La Transmedia Week no es un evento, es una plataforma abierta en línea donde cualquier individuo o institución puede organizar un evento durante la semana del 27 de octubre al 2 de noviembre de 2014 y compartirlo con otros interesados. ¿Que tipos de eventos? Cualquier tipo de eventos. Pueden ser conferencias académicas, paneles con especialistas, pitching de proyectos transmedia o cualquier tipo de actividad vinculada a este sector de las comunicaciones. Ya existen plataformas similares –como la Big Data Week o la Social Media Week–: se trata de un formato organizativo bottom-up, donde los eventos van emergiendo desde abajo, sin un interlocutor central que los organice o controle. Hay gente organizando eventos en varios países de América Latina y Europa que irán apareciendo en la plataforma (transmediaweek.org).
Transmedia es hoy la palabra clave en comunicación, desde la ficción hasta el periodismo pasando por la publicidad
¿Hay alguna evolución reciente del fenómeno que te haya llamado especialmente la atención?
Me sorprende cómo el concepto de «narrativa transmedia» –creado por Henry Jenkins en el 2003 dentro de un contexto académico– ha salido del circuito académico para convertirse en la palabra clave de diferentes sectores de la comunicación, desde la producción de ficción hasta el periodismo, pasando por el documental y la publicidad. Cada vez más los actores de la comunicación hablan de «transmedia». ¿Es buena esta presencia? A mi no me parece mal… Pero soy consciente de que, en un par de años, los actores de la comunicación buscarán nuevos conceptos para diferenciarse de la competencia. En los años 1990 estaba de moda el «multimedia», marcaba una diferencia respecto a la competencia… Y ahora estamos en la era del «transmedia». Así como pasó de moda el concepto de «multimedia» –hoy suena a cosa vieja– también el concepto de «transmedia» algún día será considerado superado. Lo interesante es que, para entonces, los creadores y productores habrán internalizado la lógica de las narrativas transmedia y será parte del ADN de cualquier comunicador. En el plano académico los investigadores seguiremos por muchos años hablando de este tipo de relatos: los ritmos de la academia no son los del mercado y tenemos mucho campo por delante. Queda mucho por investigar y aprender de las narrativas transmedia.
¿Pueden las narrativas transmedia ofrecer una tabla de salvación a las industrias culturales, al multiplicar el radio de acción de productos antes limitados a un solo medio?
Las narrativas transmedia se presentan como una posible respuesta por parte de la industria cultural a la fragmentación del consumo mediático. Antes de la llegada de la web y de la explosión de nuevos medios pasábamos mucho tiempo en pocos medios (prensa, radio, televisión y cine). Ahora nuestra dieta mediática es mucho más fragmentada, casi atomizada diría: pasamos un ratito en cada medio –Twitter, YouTube, Facebook, televisión bajo demanda, televisión broadcasting, DVDs, podcasting, radio broadcasting…–. Esta atomización del consumo rompe con el modelo de negocio del broadcasting. Antes, las audiencias se construían alrededor de un medio (eran televidentes, lectores, oyentes, etcétera); las narrativas transmedia permiten construir audiencias alrededor de una narrativa, la cual abarca muchos medios y plataformas. No sé si las narrativas transmedia salvarán a ciertas empresas o medios en decadencia, pero en un territorio tan atomizado proponen una posible forma de reorganización de las audiencias narrative-centred.
Antes, las audiencias se construían en torno a un medio; ahora se forman en muchos medios alrededor de una narrativa
¿Cabe concebir una transición a corto plazo en sectores como el editorial, donde la figura del autor sigue siendo ‘sagrada’?
Respecto a la situación del autor, dado que las narrativas transmedia abren el juego para que las audiencias participen en la expansión narrativa, se genera una cierta descomposición de la figura del creador. Esta crisis del autor no es nueva y está sobre el escritorio de los investigadores y los teóricos al menos desde los años 1970 (pienso sobre todo en las reflexiones de Roland Barthes y Michel Foucault). La digitalización del ecosistema de medios y el avance de las redes ha terminado de poner en jaque la figura tradicional del autor. Pero tampoco estamos ante a una desaparición del autor: Star Wars es un mundo narrativo transmedia y todos sabemos quién es George Lucas…
Recientemente has publicado un ensayo sobre experiencias pre-transmedia en torno a ‘El Quijote’. Un fenómeno muy interesante que arroja conclusiones diversas.
El Quijote de Cervantes se propone como un canon monomediático: el autor sólo escribió dos volúmenes. Diferente hubiera sido si Cervantes contaba la infancia de Sancho a través de una obra de teatro. Pero no fue así. Sin embargo fueron los lectores más inquietos quienes, a lo largo de cuatro siglos, se apropiaron de la obra para generar todo tipo de textualidades que amplían el mundo narrativo original de Cervantes. En las aleluyas (auques) publicadas en Barcelona en el siglo XIX encontré versiones de la infancia de Sancho Panza o mashups que denunciaban algún personaje político de la época. Es ahí, cuando entran en escena los usuarios con sus producciones, cuando El Quijote se convierte en un mundo narrativo transmedia.
La lectura del texto sugiere que lo que se ha dado en llamar el ‘fandom’, la parte del relato transmedia creado por esos lectores inquietos, hoy seguidores y fans, lejos de ser una amenaza para el canon –o parte oficial del relato–, funciona como altavoz es éste.
El mundo del fandom, ya se inspire en El Quijote o en Ironman, no debe ser considerado como una amenaza: ¡es el mejor aliado del creador! Cuando el storytelling te atrapa nos convertimos en militantes de ese mundo narrativo. Nos transformamos en evangelistas del relato, lo llevamos con nosotros y lo compartimos con nuestros amigos. Todos los días viene alguien y nos dice «Tienes que ver Breaking Bad». O «¿Cómo? ¿Todavía no has visto True Detective?». El canon, como sostiene mi amigo Jorge Carrión, ahora no lo construyen los académicos: es una creación de estas redes globalizadas de consumidores.
La digitalización del ecosistema de medios y el avance de las redes ha terminado de poner en jaque la figura tradicional del autor
No cabe pensar, pues, que la legitimación de un ‘fandom’ puede propiciar la banalización de su canon…
Por el contrario: lo refuerza. Existe un diálogo permanente, conflictivo y al mismo tiempo cooperativo, entre el canon y el fandom. La existencia de un fandom potente es la prueba de que un relato ha generado una masa crítica de fans que llevarán «la palabra» por el mundo. A propósito… ¿Has visto Fargo?
(Habla Scolari de la premiada serie creada de Noah Hawley que, a partir del espacio y el relato creados por los hermanos Coen en la película homónima del año 1996 desarrolla sus propias tramas. Un ejemplo singular de las nuevas estrategias narrativas en circulación…).
BORJA MARTÍNEZ
Una versión de este artículo ha sido publicada en el número de octubre de 2014, 256, de la edición impresa de la Revista LEER. Cómpralo en quioscos y librerías, o mejor aún, suscríbete.