Tardofranquismo naturalista
Con Canta sólo para mí Nativel Preciado, veterana corredora de fondo de la literatura y el periodismo (a bordo del dinamitado Madrid, del que se hace apología en el libro, solo que con el nombre de El Hispano), ha obtenido el Premio Fernando Lara 2014. Una novela que tiene mucho de crónica de un tiempo esperanzado pero también dogmático (con ciertas actitudes sectarias que conllevan un punto de tic dictatorial pese a ir dirigidas, precisamente, contra una dictadura, así la de Franco, que contextualiza históricamente el argumento de la historia desarrollada por Preciado). Malik, hijo de la reportera gráfica Muriel y un politizado palestino, intenta reconstruir los azares biográficos de su madre en el Madrid del tardofranquismo. Muriel se ve enredada en una historia de amor con el progre Estanislao, Tanis, aunque termine envuelta en un arrebato sentimental que la lleva a los brazos de Bashir, muy comprometido con la liberación de Palestina, vía la OLP, por entonces más que consentida por un franquismo refractario a Israel.
El libro trata, pues, de la deriva amorosa de Muriel, siempre enamorada del hombre equivocado, o eso nos dice Nativel en el epílogo-agradecimiento de la novela donde aclara que esta mujer existió en verdad y fue compañera de redacción. Preciado ha echado mano de su propia experiencia, y esto es uno de los valores de la novela. Las páginas dedicadas al Café Gijón y aledaños, cerillero Alfonso incluido, son todo un documento. Como lo es la aparición del “payador” argentino Atahualpa Yupanqui en Madrid y en París, siendo así que la propia Nativel llegó a glosarlo en alguno de sus libros. El intérprete de Los ejes de mi carreta queda aquí en su dimensión humana justa, también cuando intenta besuquear a Muriel a bordo de un taxi. Y naturalista resulta la descripción del primer encuentro amoroso entre Muriel y Tanis, con la sorprendente aparición de unos extraños bichejos en la parte pilosa más íntima de la protagonista de la historia.
Naturalismo puro y duro, por tanto, en una novela donde no falta la reflexión política sobre un tiempo ya caduco pero que se resistía precisamente a eso, a caer. Tierno, también, y un tanto inmisericorde el retrato de la progresía de la época, un poco “tigres de papel”, como en la película de Fernando Colomo, que aún tardaría unos pocos años en aparecer, pero dejándonos ver con ternura áspera ese sector social que no terminaba de ser tan moderno como pretendía porque su progresismo venía lastrado, tal vez, por aquello que combatía. Una historia, la que nos cuenta Nativel Preciado, de indagación, deductiva, muy acertada en todo caso, con estilo eficaz y concepto certero, que disfrutarán quienes gusten de novelas realistas en estado puro, con su aquel documental y un sentimiento un punto neorromántico, y por lo tanto exacerbado.
VICENTE ARAGUAS
CANTA SOLO PARA MÍ Nativel Preciado Planeta. Barcelona, 2014 285 páginas. 20€ Una versión de esta reseña ha sido publicada en el número de septiembre de 2014, 255, de la Revista LEER (cómpralo en tu quiosco y en librerías seleccionadas, o mejor aún, suscríbete).