En inglés, kink es una vuelta de tuerca, es rizar el rizo; es precisamente lo que se propusieron Paco y Manolo cuando, en 2006, editaron su primer fanzine. Hasta entonces habían colaborado para distintos medios, sacando fotos para revistas de moda (Marie Claire), suplementos culturales (Tentaciones de El País, La Luna de El Mundo) o publicaciones musicales (Rockdelux). Fue esta última la que les encargó el reportaje fotográfico del primer Primavera Sound y la que les llama cada año para que continúen haciéndolo. En 2011, ellos mismos editaron Diez años de Primavera Sound según Paco y Manolo, un álbum de retratos de los artistas que habían participado en el festival durante su primera década de vida: Enrique Morente, Cat Power, Jarvis Cocker o Los Planetas, entre ellos.
Por su objetivo van a ir pasando grandes artistas, músicos y escritores de la talla de Paul Auster, Elvis Costello o Patti Smith, pero la fecha que marca un punto de inflexión en su trabajo es 2004. Pensando en un proyecto personal, de experimentación, y en cierto modo atraídos por el trabajo directo y auténtico de fotógrafos como Wolfgang Tillmans o Nan Goldin, Paco y Manolo escribieron un anuncio en la prensa buscando gente en Barcelona dispuesta a dejarse retratar desnuda. Esperaban una respuesta discreta y el resultado fue inesperado: cientos de personas les habían contactado en pocos días. Y sin dinero de por medio.
Su obra habla de biografías no narradas, quizá insólitas, como las de los relatos de Paul Bowles, McCullers o Genet
No siendo aún conscientes de ello, su carrera tomó entonces una dirección clara. Paco y Manolo cogieron su cámara, nada más, y fueron visitando, uno a uno, los hogares de 137 personas anónimas que, por la razón que fuera, querían ser fotografiadas. Sólo bajo dos condiciones: ser mayor de edad y posar con naturalidad. A partir de ahí, se desató la magia: hombres y mujeres, de perfiles completamente distintos, les invitaban a participar de su intimidad. No interesaba el porqué, ni quién era cada uno de ellos, sólo el instante en que descubrían su cuerpo y miraban a la cámara como si miraran dentro de sí mismos. No hay más en aquellos desnudos, no hay luces ni escenarios artificiales, no hay modelos. Son imágenes reales, de personas reales. Y las dificultades humanas y técnicas que ello conlleva: a veces, habitaciones iluminadas únicamente por una bombilla. O personas que, lejos de posar orgullosas de su cuerpo, se quitan la ropa casi temblando, como si, a la vez que descubren su piel, destaparan también sus sentimientos.
El proyecto, que titularon Common People en honor a uno de los himnos de Pulp, míticos del brit pop de los ochenta, sedujo a la galería barcelonesa Iguapop Gallery (hoy desaparecida), que les propuso montar una exposición y editar un catálogo. El resultado: una gran repercusión en los medios y el consiguiente éxito de público.
Esta experiencia fue el germen del trabajo que hoy les distingue, el fanzine que llevan publicando ocho años y que supone esa vuelta de tuerca de la que hablábamos. Kink nació como algo más que Common People. En esta ocasión, los retratos eran sólo masculinos y tenían una carga sexual evidente. Kink era provocación.
Para el primer número, Paco y Manolo se sirvieron de instantáneas de amigos a los que solían fotografiar a menudo. Sabían que el tema del desnudo masculino levantaría polémica y sería entendido como pornografía, pero aun así decidieron arriesgar, sin expectativas de sacar un segundo volumen adelante. Nada más lejos de la realidad. Tras su publicación, igual que había pasado con Common People, decenas de personas que no conocían contactaron con ellos para posar ante su cámara. Desde entonces, cada vez son más los interesados y les llaman desde más lejos.
En ‘Kink’ no hay luces ni escenarios artificiales, no hay modelos. Son imágenes reales, de personas reales
Ninguno de los chicos Kink son modelos profesionales, pero esta vez la naturalidad se transforma en una voluntad clara de seducción. Algunos desnudos se intuyen, otros son más que explícitos, pero el proceso repite la línea que caracteriza el trabajo de Paco y Manolo: los chicos son retratados en su entorno, en el interior de sus casas o en el campo, pero siempre priorizando el efecto de la luz natural. En los desnudos al aire libre, Paco y Manolo tratan la luz al más puro estilo impresionista. Los cuerpos se dejan ver entre la vegetación y los rayos de sol se multiplican reflejándose en las hojas de los árboles, convirtiendo la escena en un paisaje casi bucólico. En los interiores, la luz no recrea una atmósfera embriagante, sino que imprime un efecto claroscuro que actúa finalmente con la misma fuerza de sugestión. En este caso es la luz la que, a través del resquicio de una puerta o una ventana, desviste al modelo.
La obra de Paco y Manolo habla de vidas corrientes, de escenas cotidianas, de biografías no narradas. Son temas que les interesan y que condicionan su trabajo. Son protagonistas que tienen sus propias historias, quizá insólitas, como las de los relatos de Paul Bowles, Carson McCullers o Jean Genet, pero con las que, de una manera u otra, podemos sentirnos identificados. Sin embargo, Paco y Manolo no cuentan anécdotas con sus retratos, existe siempre una distancia casi palpable entre la cámara y el modelo. Hay un espacio, como una señal de respeto, que recuerda a la perspectiva de las escenas de Yasujirō Ozu, rodadas siempre a la altura del tatami y que nos mantiene de algún modo fuera de la película, ajenos a cada historia. “Establecemos desde el principio una barrera. Respetamos la intimidad y los motivos por los cuales la persona quiere ser fotografiada. Nunca nos entrometemos”.
Paco y Manolo se sorprenden aun hoy de haber llegado hasta los veinte números de Kink: “El tema del retrato erótico masculino continúa siendo una especie de tabú en la fotografía y en el arte que todavía tenemos que justificar”. Ellos se atrevieron a imprimir para un público muy específico y siguen haciéndolo con éxito. “Es una opción que no nos hace ricos”, comentan, “pero que nos ha mantenido en el mercado editorial”. Refiriéndose a éste último, lamentan que en España la cultura visual no esté lo suficientemente reconocida. “No hay apenas libros de retrato en las librerías españolas. Se valora poco la fotografía, cuando cada vez más nos comunicamos a través de imágenes”. Y a esta afirmación se corresponde su respuesta cuando preguntamos ¿qué revistas compran Paco y Manolo?: “Ya no leemos ninguna regularmente y muchas veces, cuando compramos alguna, lo hacemos por la portada”.
“Respetamos la intimidad y los motivos por los cuales la persona quiere ser fotografiada. Nunca nos entrometemos”
Con todo, ellos no se rinden porque ahora hacen “sólo lo que les gusta”. En 2014, para celebrar el vigésimo volumen de Kink, han decidido ensayar un nuevo proyecto editorial: junto al fanzine se vende el primer número de Cuaderno, una publicación que irá de la mano de Kink en sus comienzos y que consistirá en monografías de artistas, no sólo fotógrafos, continuando con la temática del desnudo. Pero no se quedan ahí. Fuera del mundo de la edición, Paco y Manolo están trabajando en Preludio, una exposición que abrirá sus puertas el 27 de junio en la galería Espai Tactel de Valencia.
A pesar de ser la pérdida de la juventud una de sus obsesiones, que les hace cuestionarse si han hecho todo lo que querían hacer, Paco y Manolo siguen, aunque no sin esfuerzo, haciendo realidad lo que parece una utopía en los tiempos que corren: mantener vivo su proyecto editorial. Pero, como dijo Genet, “peor que no llevar a cabo los sueños de tu juventud sería haber sido joven y no haber soñado nunca”.
Esta serie de fotografías fue realizada por Paco y Manolo en el mes de mayo de 2014 para la portada de junio de LEER. Tal y como suelen hacer en “Kink”, les pedimos que nos escribieran unas líneas sobre su modelo:
Conocimos a Juanma en el 2007. Desde entonces somos amigos. Lo hemos fotografiado cientos de veces. El otro día, después de hacerle estas fotos, nos devolvió ‘Majareta’, de John Waters. Lo tenía en su casa desde hacía varios años. Le dejamos ‘Maurice’. Igual en tres o cuatro años nos lo devuelve.