Chueca retratada
Mañana, 28 de junio, se celebra en todo el mundo el Día del Orgullo Gay. Una jornada de reivindicación necesaria, pese a la normalidad creciente con que los homosexuales pueden vivir su condición en las sociedades avanzadas. Y es que en más de 70 países la homosexualidad sigue estando legalmente proscrita. Y, no nos engañemos, por aquí queda todavía mucho por hacer. En nuestra sociedad heterocentrada las conductas desviadas, del tipo que sean, siguen estando muy penalizadas.
El numero de junio de LEER es nuestra humilde contribución al pleno reconocimiento del colectivo LGTB y a la lucha contra la discriminación. El próximo miércoles hablaremos de ello en el encuentro en Espacio LEER. Coincidirá con el arranque de la celebración del Orgullo en Madrid, el acompañamiento festivo que tradicionalmente se pospone una semana respecto a la conmemoración oficial y que convierte la capital de España en epicentro de la cultura gay del planeta.
Y el epicentro del epicentro es Chueca, ciudad esmeralda de libertad y voluptuosidad para gays de todo el mundo. El libro del día de hoy en LEER rinde homenaje a este barrio simbólico. Chueca es un precioso álbum de ilustraciones de Miguel Navia editado por Reino de Cordelia. Su autor creció en sus calles, y quizá eso explique su mirada entrañable sobre sus esquinas, vecinos y transeúntes de toda condición. No estamos ante un libro temático, exclusivamente gay. Son estampas de vida cotidiana, bastante veraniegas, como los recuerdos del escritor Óscar Esquivias, autor del prólogo, de cuando era un chaval burgalés que pasaba unos días de vacaciones en el piso que su tía compartía en el barrio y contemplaba asombrado el trasiego día y noche de su calle.
Dice Esquivias que las viñetas de Navia son verdaderas historias sin palabras, “relatos en imágenes”. Y lo son a ciencia cierta. Tienen una potencia narrativa multiplicada por el claroscuro –los locales que se funden con las calles en el reflejo de sus escaparates–, en un estilo con connotaciones a veces de Charles Burns, otras de Miguel Ángel Martín, y cuya trastienda encontramos en los dibujos a lápiz, desnudos, previos al entintado definitivo, que ilustran el prólogo de Esquivias: “Navia nos ha dibujado a todos los figurantes de esta gran película atolondrada, castiza y moderna que se titula Chueca”. Un bellísimo libro, un paseo lleno de detalles y sutilezas narrativas por un barrio emblemático.