En menos de un año de funcionamiento, el recomendador de libros del diario El País ha superado los 30.000 usuarios inscritos y ha merecido el reconocimiento de los más importantes premios europeos de Internet, los Lovie Awards. Su creador, José Luis Verdes, recibe a LEER en su oficina de Madrid. Y no estamos en la sede del periódico ni en ningún otro edificio de Prisa, sino en un coqueto espacio de coworking junto a la madrileña Plaza de las Comendadoras donde Verdes y el product manager de Librotea, Álvaro de Andrés, trabajan mano a mano gestionando la plataforma en la que diariamente figuras relevantes de todos los ámbitos comparten sus estanterías, una selección de sus libros predilectos.
Pese a esta independencia física, Librotea “es un proyecto 100% del periódico”, nos explica Verdes (Madrid, 1963), que después de muchos años de experiencia en el mundo editorial se ha volcado en el orden digital. “Es una idea que se me ocurrió hace unos tres años, que yo comenté con el periódico y gustó, pero que por diversas vicisitudes no se ha podido poner en marcha hasta febrero del pasado año. Es una especie de startup independiente que gestionamos desde fuera pero completamente vinculada al periódico. Librotea tiene una pata en Babelia, una pata en la sección de Cultura, estamos muy relacionados con el resto de unidades del grupo, con la radio, con las revistas… Hay mucha vinculación y la idea es que cada día haya más”.
¿Cómo ‘vendes’ el proyecto al periódico? ¿Como una red social especializada?
El término red social me da un poco de miedo. Creo que las redes sociales ya existen y la gente tiene en ellas la conversación que quiere tener. Intentar crear otra red social no está alineado con lo que la gente quiere y su manera de consumir cultura. Yo creo que las redes sociales están muy bien y por eso Librotea las utiliza como plataforma. Lo que nosotros hemos hecho es aprovechar el capital humano del periódico. El País tiene una serie de prescriptores a su alrededor, evidentemente escritores y críticos literarios, pero también editores, cineastas, músicos, gente del mundo del espectáculo, del teatro, que son muy lectores y que el periódico nunca ha utilizado como fuente de prescripción a partir de lo que leen y de aquellos libros en los que basan su propio trabajo. Porque al final el libro sigue siendo una fuente de referencia para el mundo de la creación, y una fuente además enorme y muy vigente. No sólo los escritores. Los músicos –por ejemplo, El Chojin nos hizo una maravillosa lista de libros en los que están basados sus raps– o actores que nos recomiendan libros porque los han estudiado para hacer un determinado trabajo. Intentamos subrayar que el libro es una fuente de inspiración para todos los creadores, y que nos lo cuenten en Librotea, y luego eso lo movemos mucho en redes sociales. Dentro de Librotea también hay una parte social, que nos pareció muy importante. Tú como usuario puedes generar tu propia estantería, puedes seguir a alguien, te pueden seguir a ti, puedes hacer Me gusta a la estantería de alguien… Hay muchas acciones posibles del usuario hacia Librotea, aunque es un aspecto que aún tiene mucho margen de desarrollo. En este momento el reto de Librotea tiene que ver con los contenidos, y más específicamente con la profundidad de los contenidos (vamos a empezar con un proyecto de vídeo también dentro del periódico para que los autores comenten los libros de sus estanterías) y con el crecimiento. Ahora mismo tenemos 30.000 usuarios registrados, que para llevar en funcionamiento menos de un año es una cifra muy importante. Son además bastante activos, y eso nos da mucha alegría.
El libro es una fuente de inspiración para todos los creadores, y queremos que ellos nos lo cuenten en Librotea
Quisisteis desde el principio darle una connotación femenina al proyecto.
Al final no sé si ha sido tan importante en el recorrido del proyecto, pero sí que lo fue en su génesis. En España quienes más leen son las mujeres, y quienes más recomiendan libros son libreras y bibliotecarias que fundamentalmente son mujeres. Entonces encontramos este nombre, que es una mezcla de libro y de otear, y nos quedó una palabra muy femenina. Que Librotea fuera una mujer y fuera una librera digital nos gustó mucho como arranque inspiracional.
¿Cuál es el modelo de negocio de Librotea?
Lo que queremos hacer en este momento es crecer en usuarios y en tráfico. En Librotea hay tres enlaces, a Amazon, Casa del Libro y la Fnac, para la compra de los libros recomendados. Tenemos un modelo de afiliación y nos llevamos un porcentaje de las ventas, pero es un ingreso residual y el modelo de negocio no está ahí. Es un servicio que estamos dando a los lectores. En este contexto hemos llegado a un acuerdo con la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) para que su web todostuslibros.com esté como una tienda más en Librotea y que el usuario pueda comprar el libro de turno en su librería de proximidad. Es un acuerdo que nos hace mucha ilusión, porque al final si alguien sabe de esto y si alguien está en el día a día recomendando libros son los libreros de calle.
La intención de momento es crecer. Entendemos que en un par de años deberíamos estar en torno a los 100.000 usuarios registrados, ese es nuestro objetivo, y cuando lo consigamos significará que Librotea se ha convertido en un gran recomendador de libros y tendrá una capacidad de influencia en el mejor sentido, en el de la recomendación, porque nosotros no somos los que recomendamos, no somos un medio de comunicación al uso; aquí quienes recomiendan son los prescriptores. El día que tengamos una base de datos construida y esa capacidad de influencia yo creo que tendremos un buen modelo para explotar.
¿Cómo gestionáis el tráfico y los datos que genera la actividad de Librotea?
Todas las estanterías están muy trackeadas [Verdes españoliza el término inglés tracking, que aquí se refiere en este caso al rastreo de la actividad y los datos de un sitio], sabemos perfectamente cuál es el tráfico, de dónde nos viene, cómo nos viene, sabemos a qué hora se incorporan los usuarios de cada lugar… Todo enfocado a las dos obsesiones fundamentales. Una, la principal, es América Latina. Nosotros entendemos que allí está la gran prescripción y también los grandes lectores. Las editoriales reconocen que a ellos lo que les ha salvado de esta crisis, los que han podido y estaban ya con una pata puesta allí, ha sido América Latina. Para nosotros es una obsesión. Para que te hagas una idea, Librotea no hace ninguna campaña de publicidad, salvo en Facebook en América Latina. Ese es uno de nuestros objetivos. El otro, bajar la edad de los usuarios. El tráfico que nos viene del periódico coincide con la edad del periódico, y queremos bajar la edad porque entendemos, nosotros como la industria, a través de los informes anuales de la Federación de Gremios de Editores, que la gente está leyendo muchísimo en un tramo entre y 18 y 30 años. Ahí es donde queremos atacar, y el trackeo del tráfico nos tiene que ayudar en eso.
También has puesto en marcha Manuscritics, un servicio interesante de lectura de textos inéditos para las editoriales.
Era un proyecto interesante, pero desgraciadamente la industria no lo ha visto así. De momento lo hemos dejado un poco de lado.
Que Librotea fuera una mujer y fuera una librera digital nos gustó mucho como arranque inspiracional
¿Os adelantasteis?
Me gustaría pensar eso, pero me parece que esa es una excusa para los proyectos que no funcionan. Siendo honesto, creo que han ocurrido dos cosas: una, que el editor ha sentido que venían a tocarle uno de los pilares de su trabajo, que es la selección de autores, cuando Manuscritics sólo venía a ayudarle en eso. Y otra, que probablemente nosotros no hemos sabido explicarlo. La idea de Manuscritics es una gran comunidad de lectores expertos que leen libros que todavía no se han publicado y dan su opinión. Y los informes resultantes los poníamos a disposición del editor: esto es lo que piensa gente como tus futuros lectores. Creo que ahí el editor ha dicho, un momento, esto es una tarea mía. Ahí se produce un primer rechazo y probablemente no tuvimos la agilidad para explicar que no veníamos a sustituir a ningún editor sino a ayudar a tomar decisiones. Lo que pasa es que esta es una industria muy tradicional. Y hay editores que no se están dando cuenta de que si no utilizan las herramientas disponibles, si no ponen sus productos a disposición de los lectores en digital, los lectores van a ir por otro lado y los van a piratear. Creo que el caso de Manuscritics fue algo parecido. Si no quieres utilizarla no la utilices, pero una herramienta que es capaz de adelantarte la opinión de tus clientes me parece que es algo que deberías pensar en utilizar. No obstante a mí me gusta pensar que si no hubiera existido Manuscritics no hubiéramos hecho Librotea. Nos enseñó un montón de cosas de cómo funciona la industria y de cómo acercarnos a ella, de cuáles son sus necesidades reales, las que son capaces de mostrar y las vergüenzas que no son capaces de reconocer. Eso, que parece algo menor, no lo es, y hemos aprendido mucho.
BORJA MARTÍNEZ (@BorjaMzGz)
Este artículo ha sido publicado originalmente en el Extra de Navidad Diciembre 2016-Enero 2017, número 278, de la edición impresa de la Revista LEER.