ULISES era para los lectores de Homero un héroe, un sanguinario guerrero para los de Eurípides, un embustero castigado en el infierno para Dante, un hombre común y corriente para Joyce y el sufrido protagonista de la realidad cotidiana para Derek Walcott. Para el escritor Alberto Manguel y el dibujante Max, que lo retratan en El regreso de Ulises, el mito clásico es hoy la encarnación del emigrado, del hombre condenado a errar por el mundo sin encontrar refugio.
La editorial Nórdica ha vuelto a sorprender con una maravilla en miniatura, un cuento inédito de Manguel en torno al triste vagar de un Ulises contemporáneo que viene acompañado por las ilustraciones del siempre genial Max. Las palabras y las imágenes en blanco y negro, en perfecta correlación, logran crear una sensación de extrañeza en el lector para reflexionar sobre el exilio. “¿Era éste el lugar? ¿Eran éstas las casas que una vez conoció, construidas así, con esas paredes? Las persianas, ¿estaban pintadas de este color? De los muchos lugares que había visto había acarreado imágenes que no eran suyas, que ahora se aferraban como pulpos a sitios recordados a medias, en la confusa madeja de sus impresiones”, experimenta un Ulises ajado y viejo, confundido, incapaz ya de reconocer el suelo que pisa.
Nórdica publica un cuento inédito del escritor argentino con ilustraciones del Premio Nacional de Cómic que convierte el mito clásico en un emigrante de nuestro tiempo
El áspero lugar descrito en esta historia breve está inspirado en los campos de refugiados de España, Italia, Francia y también los de África y el Medio Oriente, enumera Manguel: “No quise ser demasiado preciso. Desgraciadamente, la tragedia del exiliado es universal”. Este tema, anteriormente abordado en la obra del autor argentino nacionalizado canadiense, siempre le ha interesado “sea como la obligación del escritor de recrear su experiencia en una tierra y una cultura que no son las suyas, sea como la posibilidad de inventar una realidad que justifique su nostalgia. Podemos, creo, definir a los seres humanos como criaturas nómadas. Por eso las imposiciones de fronteras y nacionalidades me parecen absurdas”.
Coincide con el narrador Max, que recuerda, como evidencia el volumen, que el exilio es un horror antiguo: “Es un drama que recorre incesantemente los siglos y los lugares. Ahora los llaman inmigrantes ilegales, aunque yo prefiero decir forzosos. El hambre o la opresión los han forzado a abandonar su rincón del mundo. Eso de por sí ya es desgracia más que suficiente. Pero la manera cómo son tratados en todas partes es ya directamente una ignominia, una indignidad impropia de ese grado de cultura y civilización del que tanto nos gusta presumir a los europeos, por ejemplo”.
Al dibujante, el relato de Manguel le pareció precioso desde el primer momento: “Me impresionó la maestría con que aborda un asunto tan duro y de tanta actualidad ahora mismo como la inmigración forzosa, recurriendo a una ficción que incorpora a nuestro presente dos personajes provenientes del mundo antiguo, Ulises y la Sibila de Cuma”. El creador de Peter Pank dibujó únicamente a partir de lo que le sugerían las palabras, sin recibir indicaciones del narrador: “Me alegra que se aprecie esa correlación entre la imagen y el texto, porque creo que es algo que no se consigue cuando los dibujos se limitan a ser mera transcripción visual de las palabras. Mi trabajo ha ido en otro sentido, he huido de dibujar al pie de la letra para intentar transmitir, sobre todo, un aire, una atmósfera, unos gestos y unas miradas que expresaran ese desconcierto, ese dolor y esa desolación que destila el relato”, apunta el Premio Nacional de Cómic. “Max es un genio y no me atrevería a sugerirle nada. Leyó mi texto y lo convirtió en algo más profundo, más conmovedor. Es un honor grandísimo que me ha concedido ilustrando mi texto”, agradece Manguel.
“Yo conocía parte de la obra de ficción de Manguel, y que el exilio y el desarraigo son temas insistentes en ella. Y, por supuesto, su obra como estudioso y erudito del mundo del libro y la imagen. Me cedió el relato con un amistosísimo “allá te las compongas”, que demostraba su confianza en mi trabajo”, aporta Max, que insiste en que mitos como el de Ulises no han perdido un ápice de su fuerza simbólica: “Naturalmente se leen de otra manera, nos dicen otras cosas, nos hablan de nuestro mundo más que del mundo antiguo. El único peligro está en que esos mitos puedan acabar desapareciendo por incomparecencia del lector. Los intentos por acabar con las lenguas clásicas, la filosofía y el arte en la educación van en esa dirección”, denuncia.
Al cabo, el libro es un ejemplo claro de cómo la imagen y el texto, si caminan de la mano, pueden enriquecer cualquier obra, creando, como concluye Max, “dos puertas de acceso distintas a una misma historia para amplificar su eco y la huella que deja en el lector”. Una definición perfecta para el trabajo encomiable que Nórdica está realizando en este campo poco abordado hasta la fecha en la edición española.
MARTA CABALLERO (@martabcaballero)
EL REGRESO DE ULISES Alberto Manguel y Max Nórdica. Madrid, 2014 64 páginas. 19,50 euros Una versión de este artículo aparece publicada en el número 258 de la Revista LEER. Disponible en quioscos y librerías y en el Quiosco Cultural de ARCE (suscríbete).