Sucedió hace diez años. En vísperas electorales. Fueron asesinadas 191 personas. El tema de portada del número de marzo de 2014 de LEER parte del triste aniversario, pero sobre todo de una intuición: que mucho de lo acontecido desde entonces en España sólo se entiende como consecuencia de la conmoción inmediata y diferida causada por aquellas explosiones.
Más allá del acto criminal en sí, de las dudas más o menos razonables sobre la autoría intelectual y material, en LEER hemos querido elucidar los diez años transcurridos, este decenio de historia de España, desde la perspectiva de aquella conmoción. Jorge Bustos realiza una aproximación ejemplar a la cuestión, constatando con sutileza y tino cosas que pocos se han atrevido a concretar hasta la fecha y erigiéndose además en portavoz de una generación que despertó a la vida ciudadana con el estruendo de aquellas bombas: «El 11-M es ante todo un tabú sociológico, un temor supersticioso que apareja un giro en la mentalidad del pueblo, singularmente en la de los jóvenes de mi generación, y que explica en buena medida el nuevo volksgeist de esta España postrada, crisis aparte. El 11-M es una convalecencia negada por el enfermo».
Marta Caballero ha recabado el testimonio de cinco importantes historiadores –Julián Casanova, Antonio Elorza, Fernando García de Cortázar, Santos Juliá y José Enrique Ruiz-Domènec– acerca de la posibilidad de que sean ellos, los profesionales del pasado, quienes arrojen luz sobre lo sucedido aquel día de marzo en Madrid y sobre las consecuencias de la tragedia en el agitado último decenio español. ¿Es historia el 11-M? La primera respuesta, la «negativa de varios historiadores a pronunciarse en el debate. Un silencio que pudiera hablar de que aún falta tiempo o quizás madurez para estudiar sus consecuencias».
En un texto tan lúcido como amargo, Gabriel Albiac constata la falta de producción intelectual de altura en torno al 11-M, «a diferencia de la abundancia y calidad de la bibliografía producida tras el 11 de septiembre neoyorkino». Y en clave testimonial Maica Rivera recuerda la difícil elaboración, un año después de los atentados, de un libro de homenaje a los profesionales sanitarios y de protección civil.
Todo ello ilustrado con las fotografías de Fernando García Mozo, que ha documentado con su cámara los escenarios vinculados a la memoria del 11-M: los espacios ferroviarios de la masacre y los lugares conmemorativos que recuerdan a las víctimas.
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