Dentro del proyecto Cultura Valladolid 2017 impulsado por el Grupo Pergamino, se inauguró en enero el I Ciclo de Poesía Ciudad de Valladolid, del que LEER es medio colaborador, con dos jornadas de aforo completo, y este jueves 9 de febrero se inicia su segunda aventura poética.
Las bajas temperaturas del invierno vallisoletano contrastaron con la calidez del público que arropó el arranque del I Ciclo de Poesía Ciudad de Valladolid, celebrado en dos intensas sesiones que corroboraron la buena salud y efervescencia del género colgando el cartel de lleno absoluto. La apertura tuvo lugar el 19 de enero en el Salón de Grados de la Universidad de Valladolid, a cargo de la autoridad pública patrocinadora y la Vicepresidenta de la Asociación Cultural Grupo Pergamino Ruth Bernardo.
Hasta junio desfilarán por la ciudad numerosos invitados, con las voces destacadas de Antonio Gamoneda, Luis García Montero y Luis Antonio de Villena
El debate se desarrolló en el Aula Triste del Palacio de Santa Cruz con una mesa redonda sobre la Poesía del siglo XXI, moderada por el presidente del Grupo Pergamino, Manuel González. Contó con la participación de los poetas Karmelo C. Iribarren, Raquel Lanseros y Carlos Aganzo, también periodista y director del diario El Norte de Castilla que, al día siguiente, retomó el tema de la defensa de los clásicos que dan alas a nuestro tiempo. Lo hizo en la Sala Experimental del Teatro Zorrilla de Valladolid para referirse a Iribarren, “nuestro Max Estrella”, y a su “poesía de la extraña ternura, profundamente conmovedora”, a la que otros han tratado de encasillar dentro de categorías que se le quedan muy cortas, como “realismo sucio”, “minimalismo” o “poesía de la experiencia”, y que en ningún caso alcanzan para citar una obra, la suya, “que sale de las tripas y de la vida”.
El verso en la diana
En esta segunda convocatoria del viernes 20 de enero, retomaron protagonismo las mismas personalidades del mundo de la cultura para concretar sus conclusiones en materia de actualidad. Se centraron las atenciones tanto en la citada presentación a cargo de Aganzo de Las luces interiores (Renacimento) de Iribarren como en la de Etapas (Renacimiento) de Manuel González de la mano de Raquel Lanseros. Aganzo insistió en elogiar para nuestro presente la que denominó como “virtud del bonsái”, la propia de una lírica cuya expresión concisa deja intuir, no obstante, una vasta aura cultural y sentimental alrededor. Es ahí donde quedaron hermanadas las producciones de ambos autores presentados, en esa escuela de “decir el máximo con lo mínimo”, una afinidad de “soledad compartida” a la que Lanseros, prologuista del libro de González, por su parte, llegó y ensalzó a través de una facilidad de cierta anagnórisis íntima de la que siempre, recordó ella, habla Joan Margarit: ese instante de revelación que experimentamos como lectores cuando trascendemos la simple empatía para autorreconocernos en el verso ajeno, cuando nos emerge la plena certeza de “ese del poema, soy yo”. Esta teorización de poéticas profundas de la sencillez quedó ejemplificada inmediatamente después, durante el recital que dio término a la velada, en el que los autores leyeron sus propios versos. Ya la emoción no concedió tregua, a tenor de las notorias reacciones en cadena de las butacas desde la primera lectura de “Gafas”, el poema confesional que abre Etapas: “A los once años/me llevaron al oftalmólogo./El diagnóstico, sencillo./Vista cansada./No me extraña./A esa edad/había visto demasiado”.
Cogió el testigo Iribarren, mago de la palabra escrita y declamada que hizo suyo al público incondicionalmente en tiempo récord. Sus expresivas variaciones tonales condujeron los ánimos de la sala por todo un recorrido de picos emocionales, de la risa al sobrecogimiento, un tránsito de contrastes que hizo posible incluso en el breve tramo de una misma pieza poética, como sucedió en “Tu padre se ha ido de viaje”. En este clímax de auditorio entregado, que tuvo ocasión de llevarse rubricados los libros de los escritores, concluyó esta primera aventura poética vallisoletana de la que LEER seguirá manteniéndose de cómplice hasta su término el 9 de junio. Será la fecha en la que regresarán al teatro Zorrilla, para recitar, Iribarren y Aganzo junto a González.
La emoción no concedió tregua en las butacas desde la primera lectura de “Gafas”, poema confesional de “Etapas”
Unidos en calidad de expertos, unos meses más tarde, en septiembre, darán a conocer su fallo como jurado del I Premio Internacional de Poesía Ciudad de Valladolid, junto a un profesor de la Universidad de la ciudad y un miembro de la entidad pública patrocinadora. El poeta ganador contará con la edición de su obra en la editorial Renacimiento. Hasta entonces se sucederán numerosos invitados, que incluirán las voces destacadas de Antonio Gamoneda, Luis García Montero y Luis Antonio de Villena. La siguiente cita más inmediata del programa tendrá lugar mañana jueves 9 de febrero: unos recitales a cargo de los poetas Guillermo de Jorge, Beatrice Borgia, Fran Soto y Uberto Stabile, en el bar Herminios a las 20:00 horas. Les seguirán los de Cecilia Quílez y Antonio Manilla en la Sala Experimental del Teatro Zorrilla, el viernes 10 de febrero. Se cerrará el mes el sábado 11 de febrero, en la librería cafetería La Otra a las 19:00 horas con Uberto Stabile, Sara Zapata, Paco Ramos y Gema Estudillo.
MAICA RIVERA (@maica_rivera)
Una versión de este artículo aparece publicada originalmente en el número de febrero de 2017, 279, de la edición impresa de la Revista LEER.