Lola a veces deja de saber que es Lola. Su nombre. Por eso, quizá, le gusten tanto los globos. Llenos de aire revoloteando desordenado y sin cronología en su memoria, como en la suya los recuerdos. A la deriva hasta que alguien los rescate y sostenga y devuelva a cierta realidad. Los ve como ella, tan perdidos. Frágiles.
Lola a veces deja de saber que es Lola. Su nombre, su edad. Ese olvido. Lenta pérdida, lento despedirse, lento desaparecer. No poder mirar hacia atrás y temer mirar hacia adelante. ¿Y justo enfrente, justo ahora? ¿Justo cuando se deshace el hilo que la ata a la razón? ¿Justo cuando el vacío…? Un refugio. Su abuelo, y los globos. “Me gusta sentir la piel de mi abuelo y la mía cuando se juntan. Sobre todo desde que las palabras juegan al escondite conmigo”. Lola, anciana-niña.
Fragmentos de las muchas vidas que conforman una. Imágenes, recuerdos, hogares. Con tanto sosiego como dedicación y entrega, el ilustrador valenciano Pablo Caracol ha recogido mil pequeños trozos de la vida rota de Lola y los ha recompuesto en Me gustan los globos, la novedad más especial de temporada de Narval. Una cálida sencillez guía el texto y las imágenes –tiernos collages que, como esculturas, han sido moldeados tras una larga tarea de recopilación de materiales y arquitectura de texturas y formas–. Colores que reconfortan, pequeños puzles personales, personajes de cuento muy reales. Porque el Alzhéimer no es a nadie ajeno.
Uno de los más bellos caminos elegidos por la novela gráfica actual es el de abordar, desde el dibujo más personal, desde la valentía de la originalidad y el tacto, temas esquivos, difíciles, tan públicos como íntimos. Arrugas de Paco Roca, también sobre el Alzhéimer, o María y yo de Miguel Gallardo, sobre el autismo (ambos en Astiberri), son dos de los títulos que más éxito han tenido entre la novela gráfica reciente. Como ellos, Me gustan los globos narra, desde la visión única de su autor, la perplejidad ante la enfermedad que extravía retazos del pasado y del presente. El asombro sobrecogedor ante una memoria que de pronto se vuelve caprichosa y escurridiza, y se difumina, se aleja, se disuelve, se va. Y el mismo asombro sobrecogedor cada vez que surge esa persona de entre las sombras, de entre esa oscuridad que asfixia, para ofrecer su mano y regresar a la luz. Y un globo elevándose, verde esperanza, valiente, cuando lo nombran, hacia el aire.
Lola a veces deja de saber que es Lola. Su nombre, su edad, su historia. Pero hoy miércoles, 21 de septiembre, Día Mundial del Alzhéimer, Pablo Caracol estará con ella y con todos sus lectores a partir de las 19:30 horas en la Casa del Lector de Madrid. Para presentar este delicado libro, esta delicada historia para niños, para todos. Para que Lola nunca vuelva a sentirse sola.
ME GUSTAN LOS GLOBOS
Pablo Caracol
Narval. Madrid, 2016
44 págs. 16 €
A partir de 10 años
Andrea Reyes de Prado (@AudreyRdP)