Revista leer
Revista leer
Edición impresa

Las dos vidas de Manolo

DSC_0774

Manuel Gutié­rrez Ara­gón: entre el cine y la lite­ra­tura’ es el título del curso que Manuel Hidalgo dirige en El Esco­rial desde hoy, 27 de junio, para ren­dir home­naje a un crea­dor que tras una vida dedi­cada a hacer pelí­cu­las deci­dió rein­ven­tarse como nove­lista. El pasado mes de enero leyó su dis­curso de ingreso en la RAE, ‘En busca de la escri­tura fíl­mica’, y ahora desde LEER, entre la escri­tura y la ima­gen, res­ca­ta­mos y com­par­ti­mos la entre­vista que le rea­li­za­mos para nues­tro número de junio.

Si deci­mos que la vida pro­fe­sio­nal, pero tam­bién la inte­lec­tual y, en fin, la vida misma de un escri­tor de pro­vin­cias que lo era antes de escri­bir nada y se tro­pezó irre­me­dia­ble­mente en la Facul­tad de Filo­so­fía y Letras de la Com­plu­tense con las célu­las clan­des­ti­nas del PCE, y en la Escuela Ofi­cial de Cine con un len­guaje com­plejo y des­co­no­cido que tuvo que apren­der apre­su­ra­da­mente para con­tar todo lo que traía ate­so­rado de su Torre­la­vega natal y lo nuevo que fue des­cu­briendo en Madrid, que fue mucho, si deci­mos, decía­mos, que eso a lo que lla­ma­mos vida ha sido en el caso de Manuel Gutié­rrez Ara­gón, y aún hoy lo es, en su con­di­ción recién estre­nada de aca­dé­mico, una bús­queda de la “ple­ni­tud” narra­tiva a tra­vés de un intrin­cado con­fluir y ale­jarse del cine y la lite­ra­tura, es decir, de las imá­ge­nes y las pala­bras, no des­cu­bri­mos nada nuevo.

Lo ha expli­cado en muchas de sus inter­ven­cio­nes públi­cas. La última, en su dis­curso de ingreso en la RAE, hace ape­nas seis meses, que lleva el reve­la­dor título de En busca de la escri­tura fíl­mica, donde con­fiesa que el “ofi­cio de narrar” lo traía apren­dido de la lite­ra­tura, pero que para hacer cine había que apren­der un nuevo len­guaje. Mucho más “infle­xi­ble”, sólo que a veces sus códi­gos “son tan invi­si­bles que pasan desa­per­ci­bi­dos”. Pero en ambos mun­dos, dice para­fra­seando a Witt­gens­tein, “los lími­tes de lo posi­ble son los lími­tes de lo que puede ser con­tado”. Y cada relato puede serlo de for­mas muy dife­ren­tes. “La dié­ge­sis fíl­mica”, ha escrito en alguna oca­sión, “pri­vi­le­gia la acción sobre la des­crip­ción y el retrato psi­co­ló­gico, empu­jando al narra­dor a dejarse de rodeos e ir al grano. Es como un niño impa­ciente que exige que el cuento siga y siga, sin dete­nerse jamás”, por­que “en el cine, el tiempo lo marca la pro­yec­ción, y no la visión del espec­ta­dor, como sucede en la lec­tura de un texto”.

DSC_0737
Manuel Gutié­rrez Ara­gón entre sus libros (Foto: B. M.).

Y luego están los acto­res. A ellos ha dedi­cado un ensayo que, como casi todo lo que hace Gutié­rrez Ara­gón, no se atiene estric­ta­mente al género y esconde mucho más de lo que su título –A los acto­res, pre­ci­sa­mente– dice. Se trata en reali­dad de una gavi­lla de tex­tos, apa­ren­te­mente des­la­va­za­dos, a medio camino entre el álbum de recuer­dos y la (meta)reflexión sobre el cine a par­tir de sus guio­nes (los que escri­bió para él y los que hizo para otros, como Fur­ti­vos, para Borau); sus pelí­cu­las (no todas, pero sí las más rele­van­tes: Habla mudita, El cora­zón del bos­que, Mara­vi­llas, Demo­nios en el jar­dín, La noche más her­mosa, La mitad del cielo, El rey del río, los dos Qui­jo­tes, La vida que te espera y Todos esta­mos invi­ta­dos); y sus lec­tu­ras, que son muchas y muy dis­tin­tas, de Aris­tó­te­les a Roland Bart­hes, de Sar­tre a Pes­soa, pasando por Sha­kes­peare, Cer­van­tes, por supuesto, Eco, Gubern, Julio Cabrera, Bal­zac y sus refle­xio­nes sobre la pin­tura, Schi­ller, el Kas­par de Peter Handke, el debate entre Sta­nis­lavski y Meyer­hold, resuelto por Sta­lin, explica, “a favor de la inte­rio­ri­dad e incluso del sen­ti­men­ta­lismo”… Todo, para des­ve­lar y des­ve­larse como un crea­dor que nece­sita com­pren­der y com­pren­derse antes de coger la cámara o car­gar la pluma. “Lle­ga­dos aquí”, dice casi al final de A los acto­res (Anagrama, 2015), “con­viene mani­fes­tar mi creen­cia de que la pala­bra y la ima­gen per­te­ne­cen a mun­dos dis­tin­tos, y que por muchos esfuer­zos de fusión que se hicie­ran entre los dos, no pasa­rían de una coha­bi­ta­ción obli­gada si no fuera gra­cias a que en medio están los acto­res (…). La ambi­va­len­cia”, había expli­cado unos capí­tu­los más arriba, “llega al relato fíl­mico sobre todo por la mano de los acto­res, que hacen coexis­tir emo­cio­nes diversas”.

Nunca quise qui­tarle al cine el pro­ta­go­nismo que tenía en mi vida ni ser escri­tor de vera­nos o domingos 

Y con esa angus­tia de ver cómo los per­so­na­jes que iba creando le eran arre­ba­ta­dos por “unos cuer­pos vivien­tes” que le daban un carác­ter ines­pe­rado, fue haciendo guio­nes y pelí­cu­las. “El sen­ti­miento de pér­dida y nos­tal­gia que tenía res­pecto al hecho de apar­car la lite­ra­tura”, con­fiesa, “lo recu­pe­raba escri­biendo emo­cio­nes con los acto­res, más cerca de la vida, y lejos ‘del viento fugi­tivo y la columna arrin­co­nada’ de la escritura”.

Pero ocu­rrió que en la pelí­cula que más tenía que ver con su infan­cia, Demo­nios en el jar­dín (1982), se dio cuenta de que “el cine no repro­duce efi­caz­mente a las per­so­nas que se quiere retra­tar (…) los per­so­na­jes adquie­ren una dimen­sión extra­or­di­na­ria, se des­bor­dan. Tie­nen un plus de vida por cuenta pro­pia”. Vamos, que no reco­no­ció a nin­guno de sus demo­nios, ni siquiera al niño enfermo de tisis que fue y que durante los seis meses que pasó en la cama se diver­tía leyendo los once volú­me­nes de El Tesoro de la Juven­tud (una enci­clo­pe­dia anglo­sa­jona tra­du­cida al espa­ñol antes de la Gue­rra llena de narra­cio­nes extra­or­di­na­rias), e inten­tando ima­gi­nar las pelí­cu­las que le con­ta­ban su tía y su abuela.

Cons­ciente de que la pelí­cula no era lo que había pen­sado, supuso que la his­to­ria, su his­to­ria, resul­ta­ría mejor como novela. Y comenzó a escri­birla. “La flui­dez de la tinta”, con­fiesa, “me devol­vía a la dulce enfer­me­dad de la escri­tura, a mi pri­mera voca­ción de con­tar sin maqui­na­ria ni estri­den­cias, a las ani­llas en espi­ral que suje­tan las pala­bras y las ideas”. Aquel relato, sin embargo, quedó apar­cado y muchos años des­pués, cuando ya había deci­dido dejar de hacer cine (su última pelí­cula, Todos esta­mos invi­ta­dos, es de 2007) para dedi­carse sólo a escri­bir (con su pri­mera novela, La vida antes de marzo, ganó el Pre­mio Herralde en 2009), la publicó con el pla­tó­nico título de Cuando el frío lle­gue al cora­zón (Anagrama, 2013). Y ahí que­dan, relato y pelí­cula, como ejem­plo de ese doble nave­gar, a veces esqui­zo­fré­nico, entre el cine y la lite­ra­tura que es toda la obra de Gutié­rrez Aragón.

¿Eres un escri­tor que hace pelí­cu­las o un direc­tor que escribe?

El cine y la lite­ra­tura son para mí dos vidas dis­tin­tas, por eso siem­pre he pro­cu­rado que no se pare­cie­ran mis nove­las y mis pelí­cu­las. Teniendo yo más voca­ción de escri­tor que de direc­tor de cine, al prin­ci­pio, todos me decían que escri­biera entre pelí­cula y pelí­cula, pero nunca quise ser un escri­tor de vera­nos o de domin­gos. No que­ría qui­tarle al cine el pro­ta­go­nismo que tenía en mi vida. Hay mucha gente que lo hace com­pa­ti­ble. Yo no. Y ahora que he deci­dido no vol­ver a hacer pelí­cu­las, cuando pienso en una novela, la escribo de tal manera que jamás pueda ser lle­vada al cine. Por­que a mí, de la lite­ra­tura, me gusta sobre todo la escri­tura. Del pro­pio Qui­jote, del que he hecho dos adap­ta­cio­nes, aparte de las anéc­do­tas y las locu­ras, me parece fas­ci­nante la forma en la que está escrita. Sabe­mos que lo más impor­tante en una pelí­cula son el guión y los acto­res, sí, pero a mí lo que me gus­taba del cine era la escri­tura fíl­mica, que es la puesta en escena. Y de una novela, cómo está escrita. Cuando de niño leí el Qui­jote, me sub­yugó, y creo que Cer­van­tes influyó mucho en mi manera de escri­bir y de hacer cine. Sobre todo me fas­cina esa forma en la que Cer­van­tes apura la reali­dad hasta sus lími­tes, pero nunca los tras­pasa, con una téc­nica rea­lista, en la que al final ter­mi­nas viendo encantadores.

DSC_0725
Foto: B. M.

Salvo las del ‘Qui­jote’ nunca has hecho adap­ta­cio­nes, ¿por qué?

Por­que he tenido algu­nos fra­ca­sos. Uno fue con El lápiz del car­pin­tero, y eso que Manolo Rivas se portó muy bien con­migo y me pasó la novela antes de que estu­viese publi­cada. Pero con­forme la leía, me daban ganas de cam­biarlo todo, por­que había, como es lógico, muchas cosas que el nove­lista daba por supues­tas y por­que lo bonito de la novela es ese guar­dia civil que les per­si­gue como si fuera una som­bra dañina. ¿Pero cómo haces una som­bra dañina? La novela me derrotó, me pare­cía que estaba por encima de lo que yo podía hacer a par­tir de ella.

Otro fra­caso fue Trazo de tiza, un cómic de Migue­lanxo Prado, que como ya de por sí tenía mucho de puesta en escena, al recon­ver­tirlo en un guión para luego devol­verlo otra vez a la puesta en escena que­daba por debajo de lo que había hecho el dibujante.

Y la ter­cera fue con El embrujo de Shanghai de Juan Marsé. A mí me parece que Marsé es de los nove­lis­tas más influi­dos por el cine, por­que la cons­truc­ción de sus nove­las se parece a veces a la del cine negro ame­ri­cano. Y como El embrujo de Shanghai tiene mucho de eso, devol­ver al cine algo que está ya influido por el cine no podía fun­cio­nar. En la novela está muy bien tejida tanto la parte rea­lista y tes­ti­mo­nial de la Bar­ce­lona de los años 40 como el Shanghai ima­gi­nado o con­tado, pero en la pelí­cula se iba a notar mucho que aque­llo era dife­rente. Cuando se la die­ron a Víc­tor Erice, me pre­gunté, ¿qué habrá hecho con Shanghai? Y me dije­ron, lo ha qui­tado. Claro, Víc­tor tam­bién se dio cuenta de que aque­llo no empas­taba. La novela, en ese aspecto, es mucho más libre.

Cuando pienso en una novela, ahora que he deci­dido no hacer más pelí­cu­las, la escribo de tal manera que no pueda ser lle­vada al cine

¿Hay mucha dife­ren­cia entre escri­bir guio­nes y escri­bir novelas?

Sí. El guión será un género lite­ra­rio, no digo que no, por­que si no es lite­ra­tura ¿qué es? Pero el guión el único género que tiene es la pelí­cula. Una novela, aun­que luego no se publi­que, es algo aca­bado y un guión no es nada hasta que no está la pelí­cula. Yo siem­pre le decía a Luis Megino, que es con el que más pelí­cu­las he hecho, que no había que escri­bir el guión, que había que escri­bir la pelí­cula. La prueba es que en los guio­nes, por lo menos en los míos, las cosas sólo están apun­ta­das, por­que el resto hay que guar­darlo para la puesta en escena. Cuando leí el guión de Viri­diana me di cuenta de que hay gran­des pelí­cu­las que tie­nen guio­nes muy sim­ples. En el guión estaba todo, Buñuel no se inventó nada. La escena de la cena de los men­di­gos estaba escrita, pero no se notaba, estuvo des­pués en la pelí­cula, en el guión se decía que había unos men­di­gos que comían, unos se colo­ca­ban a la dere­cha, otros en este lado, el ciego en el medio, la otra hacía la foto… pero no se decía que se recreaba el cua­dro de Leo­nardo da Vinci, por­que la pelí­cula, real­mente, la haces en el plató.

Desde que lo dijera Váz­quez Mon­tal­bán nadie duda de tu con­di­ción de cro­nista de la Tran­si­ción, ¿pero lo hacías conscientemente?

No. Creo que si fui o he sido cro­nista de la Tran­si­ción es por­que nunca lo quise ser. Cuando haces una pelí­cula que­riendo hacer perio­dismo, malo. Es jus­ta­mente cuando haces otra cosa, cuando todo queda fijado. Bal­zac segu­ra­mente fue un crí­tico terri­ble de la bur­gue­sía naciente por­que era un legi­ti­mista y no que­ría hacer aque­llo. Como dijo Marx le salía mejor la cró­nica social a Bal­zac que a Zola, por­que Zola quiso hacer perio­dismo con las nove­las. Mara­vi­llas (1980), por ejem­plo, es una pelí­cula sobre una chica muy espe­cial, dis­tinta a todas, que vive con un padre fotó­grafo, pero no una cró­nica de chi­cos delin­cuen­tes y dro­ga­dic­tos, aun­que ese mundo esté muy pre­sente. Pienso que salen mejor las cosas cuando no inten­tas redu­cir­las a un hecho socio­ló­gico, sino que de alguna manera atra­pas el espí­ritu de la época casi sin darte cuenta. No había en mi caso nada intencional.

El guión será un género lite­ra­rio, no digo que no, por­que si no es lite­ra­tura ¿qué es? Pero el único ‘género’ que tiene el guión es la película

¿Tam­poco en ‘Camada negra’?

A Camada negra (1977) se le repro­chó que no era, como otras que se hicie­ron, una cró­nica de los Gue­rri­lle­ros de Cristo Rey o de la extrema dere­cha. Una de las cosas que me cri­ti­ca­ban es que no se sabía quién mane­jaba a los pro­ta­go­nis­tas, por­que se mane­ja­ban a sí mis­mos. Hay una espe­cie de com­po­nente bio­ló­gico a lo largo de la his­to­ria que hace sur­gir el fas­cismo en momen­tos de debi­li­dad demo­crá­tica, pero yo no inten­taba con­ca­te­nar los hechos y hacer un relato his­tó­rico, sino dejar que aque­llos fas­cis­tas habla­sen por sí mis­mos, dar las razo­nes del lobo. La izquierda no aceptó la pelí­cula por­que no era una pelí­cula mili­tante, y enton­ces se hacía mucho cine mili­tante.

Algo pare­cido se te repro­chó en tu última pelí­cula, ‘Todos esta­mos invitados’.

Sí, dije­ron que no se con­ta­ban las cau­sas pri­me­ras de por qué había sur­gido ETA. Yo pienso que eso es una trampa y que el terro­rismo tiene que ser refle­jado como un hecho en sí mismo. Hacer his­to­ria del terro­rismo es otra cosa, eso lo dejo a los his­to­ria­do­res, pero lo que yo creo que hay que cri­ti­car son los hechos y los resul­ta­dos. Por muchos esfuer­zos que hice para expli­car que Camada negra y esta última pelí­cula esta­ban empa­ren­ta­das, nunca qui­sie­ron verlo, pero los terro­ris­tas de Todos esta­mos invi­ta­dos son parien­tes de aque­llos otros.

El terro­rismo está pre­sente tam­bién en ‘Sonám­bu­los’ (1978), y en tu pri­mera novela apa­rece el 11-M…

Es curioso mi espí­ritu con­tra­dic­to­rio, por­que me repugna hablar del terro­rismo y me da rabia hablar de algo que no me gusta. Debe de ser el miedo que me da. Segu­ra­mente lo hago para con­ju­rar mis fan­tas­mas.

 Fer­nando Pal­mero (@fer_palmero)

Portada273
Una ver­sión de este artículo fue publi­cada en el número de junio de 2016, 273, de la Revista LEER

Daftar Akun Togel IDN dengan Pasaran Hongkong dan Hadiah Besar

Sebagai Togel IDN kami menunjukkan bahwa pemain diundang untuk mendaftar atau membuat akun di situs kami yang dikenal sebagai IDN. IDN adalah platform yang berbasis di Indonesia atau yang secara khusus melayani pemain dari Indonesia. Proses pendaftaran di situs kami melibatkan pengisian informasi dasar dan verifikasi untuk memastikan keaslian pengguna. Togel Online menawarkan pasaran Hongkong, yang merupakan salah satu pasar togel paling populer dan terpercaya di dunia. situs kami menjanjikan hadiah yang signifikan bagi para pemenang. Hadiah besar ini bisa anda dapatkan dengan mudah.

Tentukan nomor togel Anda dengan analisis dan strategi khusus. Periksa frekuensi kemunculan nomor, hasil sebelumnya, dan pola. Gunakan rumus pribadi atau ikuti prediksi ahli. Strategi populer seperti Angka Mistik, Angka Index, dan Angka Hoki, dapat menjadi panduan dalam memilih nomor togel. cuman di Bandar Togel Terpercaya Yang akan kamu temkukan bocoran angka.

Bergabung dengan bandar togel resmi dapat membuka peluang besar bagi pemain untuk memenangkan Bo Togel Hadiah 2d 200rb di tahun 2024. Pemain dapat menikmati berbagai keuntungan, termasuk sistem pembayaran yang aman dan proses klaim kemenangan yang mudah.

Slot Gacor Gampang Menang: Rahasia di Balik Jackpot

Slot gacor adalah istilah yang sering digunakan untuk menggambarkan Slot88 yang memiliki frekuensi menang yang tinggi, membuat pemain merasa lebih beruntung saat memainkannya. Keberhasilan dalam permainan slot ini tidak hanya bergantung pada keberuntungan, tetapi juga pada pemilihan mesin yang tepat dan strategi bermain yang efektif. Banyak pemain percaya bahwa mesin yang telah memberikan kemenangan besar dalam waktu dekat mungkin lebih cenderung untuk memberikan jackpot lagi.

Bagi pemain yang ingin mendapatkan jackpot dan scatter di Mahjong Ways 2, menawarkan tips terbaik untuk meningkatkan peluang menang. Fokuslah pada simbol scatter hitam yang membuka peluang free spin dengan pengganda besar. Bermain dengan sabar dan konsisten akan membantu Anda meraih kemenangan lebih sering. Manfaatkan juga fitur auto spin dan bonus yang ditawarkan oleh Mahjong Ways slot terpercaya agar Anda dapat bermain dengan lebih efisien dan efektif.

Hanya dengan Situs Slot Depo 5k, Anda sudah bisa bergabung dalam permainan slot online yang menawarkan berbagai peluang kemenangan. Modal kecil ini memberikan Anda kesempatan untuk meraih jackpot tanpa harus merasa terbebani dengan biaya yang tinggi.

RTP Slot Gacor: Peluang Kemenangan Tinggi Setiap Hari

Memahami RTP slot gacor sangat penting untuk meningkatkan peluang menang. RTP slot gacor tertinggi hari ini menjadi panduan utama bagi pemain yang ingin memaksimalkan kemenangan mereka. RTP live slot memungkinkan pemain untuk membuat keputusan yang lebih baik saat memilih mesin slot dengan potensi pengembalian yang tinggi.

Related Links:

Togel178

Pedetogel

Sabatoto

Togel279

Togel158

Colok178

Novaslot88

Lain-Lain

Partner Links