Hellman, radical y libre
LILLIAN era una mujer tan desquiciada como para hacer caso a Hemingway sobre los “productos básicos” que necesita un brigadista y tan astuta como para no preocuparse por conversaciones que no entendía en la España fratricida con olor a aceite rancio. La escritora abandona desazonada la guerra de románticos en nuestro país y llega a una Francia entonces segura y festiva en solidaridad con la matanza de sus vecinos y ensordecida por la cháchara de intelectuales vacuos. Hellman, más creyente en Marx que en sus amigos, se enfrentó con Wyler a la tiranía del todopoderoso Goldwyn y desconcertó con sus preguntas extenuantes a su pareja, Dashiell Hammett, más socialista que ella, quizá por haber visto de cerca en Rusia las heridas abiertas de los desaparecidos Mandelstam y Ajmátova, aunque su amor no se resintiera por este compromiso férreo del autor. No podía ser de otra forma con quien se burlaba de las dificultades y el dolor, desperdiciando el tiempo en el Hollywood más canalla, al tiempo que enfrascado en tratados de tortugas mordedoras como las que capturaban en su granja de Pleasantville. Apisonada por la caza de brujas de McCarthy, en este volumen que reúne Mujer inacabada y Pentimento, la autora comparte con los lectores sus mejores momentos con Dottie Parker, la “huérfana” que decía no sentir el calor del infierno y supo encararse con el Comité de Actividades Antiamericanas con su habitual desparpajo. En Pentimento revive sus años cromwellianos y el radicalismo de los tiempos felices bañados en alcohol, antes de que la moral del ganador se impusiera.
ALICIA GONZÁLEZ
UNA MUJER CON ATRIBUTOS Lillian Hellman Prólogo de Ángeles González-Sinde Lumen. Barcelona, 2014 576 páginas. 24,90 € Una versión de este artículo aparece publicada en el número de noviembre de 2014, 257, de la edición impresa de la Revista LEER. Disponible en quioscos y librerías de toda España (¡suscríbete!).Para saber más:
- Entrevista a Lillian Hellman en The Paris Review (en inglés).