Boyer, el hombre que sabía demasiado
LA BIOGRAFÍA del principal protagonista de este libro, la explicación de Miguel Boyer Salvador, aparece forzosa, incesante y dramáticamente condicionada por la historia, desde la contemplación de los viejos daguerrotipos y las desvaídas fotografías de los antepasados de su linaje y tradición ideológica –Espartero, Práxedes Mateo Sagasta, Azaña, Amós Salvador…– hasta la dolorosa experiencia vivida por su familia tras la Guerra Civil, su condición de niño nacido en el seno de la “España ausente” del exilio republicano en una clínica francesa de San Juan de Luz.
Un segundo aspecto ha movido al autor a adentrarse en la elaboración de este elucidario de Miguel Boyer: su condición de protagonista notorio de la historia reciente de nuestro país, desde su posición de histórico dirigente del Partido Socialista Obrero Español –treinta años de recalcitrante militancia, con los breves paréntesis de 1968, año en el que fue expulsado del PSOE por Rodolfo Llopis, entonces secretario general del partido en el exilio, y su salida voluntaria, durante escasos meses, en 1977–, hasta su condición de “primer arquitecto”, de diseñador de las grandes pautas de la política económica de los gabinetes de Felipe González, con sus dos años y medio como superministro de Economía, Hacienda y Comercio del primer gobierno socialista. Sin desdeñar el ascendiente intelectual y político ejercido por él sobre otros dirigentes del PSOE, incluido González, y su influencia en el progresivo deslizamiento hacia la moderación del PSOE renovado, que inicia su andadura colectiva en el congreso de Suresnes de 1974.
Este no es un libro “económico”, en el sentido literal –ni siquiera lato– de la palabra. En primer lugar, por la condición de simple aficionado a la materia del autor y, sobre todo, porque la personalidad intelectual y política de su principal protagonista trasciende con mucho los concretos y reducidos ámbitos de la economía. Su silueta de estudioso, de político, convierten su condición de experto en economía en un aspecto más –si bien importante– de su personalidad intelectual.
A la hora de indagar en la vida de Boyer Salvador, el autor no ha tenido que arrostrar las dificultades con las que se topan los biógrafos al tratar de reconstruir, con la paciente minuciosidad que requiere un puzzle, la vida de personajes ya desaparecidos; ni siquiera tuvo que forcejear con las cuarenta toneladas de documentos que agobiaron a Frank Friedel al emprender la extenuante tarea que supuso escribir la biografía del Presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt. Sí se topó, en cambio, con montañas de material hemerográfico en un terreno ciertamente inesperado, que, dada la personalidad de Boyer, nadie hubiera imaginado antes de 1982: la llamada prensa del corazón. Su espectacular y estruendoso idilio y posterior matrimonio con Isabel Preysler tuvo algo que ver con ello.
El físico, el estudioso de la filosofía de la ciencia, el economista, el ideólogo, el personaje público, el hombre, en suma, se vio progresivamente inmerso en un mundo despiadado –el de la política– que ha suscitado en él sentimientos de estupor, de recelo más tarde, y finalmente de desdén, cansancio y extenuación intelectual, que en parte explican el largo rosario de abandonos y dimisiones que jalonan su biografía. Tampoco estaba Boyer Salvador preparado para soportar el incesante acoso de la prensa, la persecución a la que ha sido y es cometido por parte de los informadores políticos o de los animosos e incansables reporteros y paparazzi que abastecen con su trabajo los planillos de las llamadas revistas del corazón. Si la actual clase política española –y más concretamente, gran parte de los dirigentes socialistas de hoy– fue descrita por un conocido novelista como “la culminación del medio pelo”, no hay duda de que la figura de Boyer destaca sobre la media de nuestros políticos contemporáneos. Boyer Salvador es una especie de recreación, en clave político-intelectual, de El hombre que sabía demasiado, y al igual que el provinciano y atribulado estomatólogo atrapado en un diabólico laberinto norteafricano –protagonista del homónimo y legendario filme de Alfred Hitchcock The Man Who Knew Too Much–, se vio repentinamente sumergido en un universo hostil y vertiginoso que tardó en llegar a comprender (…).
JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ
MIGUEL BOYER. EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO José Luis Gutiérrez Temas de Hoy. Madrid, 1991 461 páginas
“El hombre que sabía demasiado” en Iberlibro.