Hay quienes defienden que existe una literatura homosexual, y eso significaría que un homosexual tiene rasgos estilísticos que le diferencian de un heterosexual. Yo no veo que existan esas diferencias. La diferencia entre la homosexualidad y la heterosexualidad en literatura es el tema, no el estilo.
Es una de las opiniones expresadas por Luis Antonio de Villena en las páginas del número de junio de LEER, que con motivo del día del Orgullo Gay que se conmemora el próximo sábado 28 de junio dedica su portada a la cultura homosexual en sus diversas manifestaciones. A modo de prolongación del número, y en el arranque de las fiestas del Orgullo que tomarán la capital la próxima semana, el miércoles 2 de julio celebraremos en Espacio LEER (Argumosa 37, patio) un encuentro en el que se reflexionará sobre estas y otras cuestiones.
Si aceptamos con Villena que, en efecto, existe una literatura, no homosexual sino de temática homosexual, ¿cuál es su salud y vigencia?
“Hubo un momento”, habla de nuevo Villena, “en los años 90, cuando realmente empezó a hablarse de la homosexualidad y de todo aquello de salir del armario, que se pensó que la homosexualidad se iba a poner de moda y que iba a haber mucho público homosexual. Ahora eso ya ha pasado y hay mucha gente que está a favor de lo homosexual, pero que no lee literatura de tema homosexual o no lo ve en el cine porque piensa que eso a él no le importa, que no tiene que ver con su vida. Y no es así”.
La opinión de Villena sintoniza con el artículo en LEER de Julio Valdeón Blanco desde Nueva York, en el que constata el paradójico escenario de tolerancia social y marginalidad intelectual y editorial de los escritores homosexuales estadounidenses, expresado por la histórica activista y escritora Sarah Schulman: “No hay hueco, grita, para los escribas abiertamente gays (…). En los últimos veinte años, si uno repasa los nombres de agraciados por las grandes becas literarias, fundamentales en Estados Unidos, descubre que casi todas fueron para escritores no ya heterosexuales sino de temática heterosexual. Tendemos a creer que habitamos un mundo que premia el talento, escribió Schulman no hace mucho, y sin embargo tras ocho libros bien recibidos, saludados con ventas jugosas y críticas excelsas, le costó casi una década publicar The child, la historia de un adolescente de quince años que mantiene una relación con un hombre de cuarenta. En sus cartas de rechazo los editores no le hablaron a Schulman de la calidad de la escritura, el interés de la historia, la ambición narrativa o su ausencia; sin excepción, señalaron como problema irresoluble que no tomara partido. No condenaba el amor entre el joven y el viejo. No introducía moralejas (…). Profesora de escritura creativa en un college, los propios alumnos de Schulman, cuando son homosexuales, y más si son mujeres, lo silencian en la escritura”.
Una realidad literaria que quizá refleja un mar de fondo social. Al calor de la aceptación generalizada en las sociedades avanzadas, ¿se han conformado gays y lesbianas con asimilarse a los patrones heterocentrados de pareja y familia? ¿O es la subcultura gay, como defiende Frédéric Martel en su libro Global Gay, la que ha asaltado el templo de la respetabilidad y se ha convertido en mainstream? ¿La asimilación condena definitivamente a la marginación los discursos militantes del movimiento LGTB, que señalan los persistentes problemas de los colectivos que integra? ¿La normalización LGTB es acaso un espejismo?
A estas y otras preguntas trataremos de responder el próximo 2 de julio a partir de las 20 horas en Espacio LEER. Nos acompañarán, entre otros,
- Javier Sáez del Álamo, sociólogo y activista gay, autor de Teoría Queer y Psicoanálisis (Síntesis).
- Mili Hernández, propietaria de Berkana, librería gay y lesbiana de referencia en España.
- Gonzalo Izquierdo, editor de Dos Bigotes, sello especializado de reciente aparición.
Estáis todos invitados. Os esperamos.