Una maravillosa “rara avis”
Tundra Ediciones, un pequeño sello con un excelente catálogo de obras sobre naturaleza, ha sacado recientemente la segunda edición de un libro que se ha convertido en la revelación del año. ¿Para qué sirven las aves?, el debut literario del naturalista gallego Antonio Sandoval, ha entusiasmado al público y se ha ganado la crítica elogiosa de figuras destacadas, desde el conocido divulgador Joaquín Araujo hasta el novelista Antonio Muñoz Molina, que le ha dedicado esta palabras: «Antonio Sandoval cuenta las vidas de los pájaros tan animadamente como la historia de la Ornitología, y como en el mundo natural todo está conectado con todo, el campo de sus intereses y de sus entusiasmos abarca literalmente el planeta”.
Como bien dice Muñoz Molina, el libro de Sandoval es una amena enciclopedia de saberes varios, todos ellos engarzados en torno a las aves. La obra transmite admiración por la naturaleza y anima a disfrutarla y conservarla.
¿Para qué sirven las aves? discurre a medias entre el relato de viajes, el ensayo y el dietario íntimo. Es una narración viajera, pero también una obra divulgativa sobre aves y ecología y, sobre todo, un diario de autor con reflexiones e impresiones sobre nuestro lugar en el mundo y nuestra delicada relación con el medio natural.
Antonio Sandoval, que es es guía ornitológico y escribe desde hace años artículos de divulgación de naturaleza en prensa, recorre su tierra gallega visitando los lugares de más importancia para las aves. Sin embargo, lo que podría ser una simple guía de viaje crece hasta convertirse en una obra total. Porque Sandoval va introduciendo digresiones, reflexiones y pequeños relatos en los que tiene cabida todo: desde la historia general de la ornitología, hasta los últimos estudios científicos sobre la importancia del medio ambiente para la salud de las personas, la actualidad política sobre la defensa del medio ambiente o un sinfín de anécdotas jugosas sobre la histórica relación entre las aves y el ser humano.
El autor va entrando y saliendo de todas las historias con una tremenda naturalidad, una fluidez que esconde en realidad una estructura muy trabajada. La arquitectura del relato es admirable, porque salta de un asunto a otro usando el viaje en sí, la descripción de un paisaje o un momento de contemplación y lo hace con sensación de ligereza e introduciendo en la pócima un gran número de historias que van más allá de la ornitología.
En ese sentido, el libro emparenta con obras maestras de divulgación de la naturaleza publicadas en otros idiomas. Y he aquí un aspecto esencial para valorar todavía más lo que significa la aparición de ¿Para qué sirven las aves? en las librerías españolas. El libro es una de las pocas aportaciones patrias de peso a lo que se conoce como literatura de naturaleza. Un género poco transitado aquí pero que en países anglosajones goza de gran predicamento. Al nature writing pertenecen divulgadores y científicos como Gerald Durrell, Peter Matthiessen o George Schaller. En España habría que pensar en Miguel Delibes, José Antonio Valverde, Francisco Purroy o Félix Rodríguez de la Fuente para encontrar argumentos similares.
En realidad, la naturaleza como principal asunto literario no abunda en castellano. Tenemos magníficos escritores de viajes, pero éstos suelen dirigir la mirada hacia el tipismo local, la antropología, la historia o la actualidad del país y rara vez hacia el paisaje y el mundo natural que recorren. Es curioso que la literatura de viajes haya derivado hacia esos derroteros, cuando en realidad quienes inventaron el género hace siglos fueron viajeros con inquietud geográfica o biológica.
En el extranjero se podrían mencionar, entre otros, clásicos como el alemán Alexander von Humboldt, el inglés Charles Darwin, el ruso Vladimir Arseniev o los americanos John Muir o Aldo Leopold. En España abundan los ejemplos, desde cronistas de Indias como Gonzalo Fernández de Oviedo o Fray Gaspar de Carvajal a ilustrados como José Celestino Mutis y Félix de Azara o, más adelante, en la Edad de Plata, Odón de Buen o Eugenio Morales Agacino.
El libro de Antonio Sandoval, escrito ahora, en pleno siglo XXI, consigue actualizar esa tradición del naturalismo viajero y lo hace con un estilo y personalidad propios. Un tono literario de gran altura que invita a desear nuevas entregas que respondan a preguntas tan sugerentes como la que da título a su primer libro: ¿Para qué sirven las aves? El autor explica que fue un niño quien se lo preguntó un día mientras observaba aves marinas en el cabo de Estaca de Bares. Y que la cuestión le dejó tan perplejo que se vio obligado a escribir el libro para contestarla. Cada cuál encontrará respuesta propia a esa pregunta; una de ellas podría ser que las aves sirven para descubrir la naturaleza … y para amar la vida.
PEDRO CÁCERES (Pcaceres_)
Este artículo ha sido publicado originalmente en el número de febrero de 2014 (249) de la Revista LEER (cómpralo en digital / o mejor aún, ¡suscríbete!).