«Qué vacía y silenciosa se queda Toledo sin vuestros versos». Dice Alicia Es. Martínez, directora de Voix Vives Toledo, por toda despedida tras la traca poética final que ayer domingo explosionaba con nocturnidad y alevosía, de Mediterráneo en Mediterráneo.
Del 2 al 4 de septiembre, fue la Plaza de la Poesía y el Arte Modesto (plaza del Ayuntamiento) el corazón del Voix Vives, donde LEER, revista colaboradora del festival, hizo también guardia para no perder detalle con vistas a la crónica.
Desde allí, durante todo el fin de semana, aconteció un bombeo masivo, fluido, de poetas al resto de la ciudad, que subieron y bajaron cuestas de piedra y lírica, calle arriba y calle abajo, bien arropados por organizadores, voluntarios, editores y simpatizantes. Del Museo Sefardí al hammam, pasando por el puente de Alcántara, el Museo de Santa Cruz, las escaleras del Arco de la Sangre, patios, azoteas y talleres de artistas… cruzando el mismo río Tajo hasta llegar al castillo de San Servando. Toledo fue poesía a susurros y a gritos, poesía en lengua de signos (¡meritoria iniciativa!), que hoy sigue resonando, como sus antiguas leyendas, en los muros, los artesonados y los rincones más románticos de la ciudad.
Juntos y revueltos
Las tres intensas jornadas, desde primeras horas de la mañana hasta la madrugada, se desarrollaron en un clima cálido (amén de caldeado por las elevadas temperaturas) y distendido, mucho más allá de la cordialidad entre autores y públicos, entre profesionales y editores comprometidos con la causa poética como Francisco Javier González de Juglar, Marta Troublant de Tigres de papel, Inés Pradilla de Canalla, José Ramón Alarcón de Versos y Trazos y Alfredo Copeiro de Descrito… Durante el trasiego de cada actividad, recital y coloquio, de cada conversación a pie de casetas, se hizo muy visible que el intercambio de impresiones, alejado de competitividades poco rentables en el sector de la edición independiente («competitividades poco habituales», en cualquier caso, como corroboraron los participantes), se aprovechaba también para generar planificaciones en firme a las que LEER se comprometió a realizar pertinente seguimiento.
Por la acertada selección de títulos para el festival de Petra Díaz-Ropero, mención aparte merece la librería Hojablanca, donde podrán adquirirse los próximos números de LEER
Significativo del ambiente colaborativo y de rica pluralidad de voces, hay que subrayar que el libro estrella fue la antología Voix Vives 2016, avanzada en el número de septiembre de LEER, el más vendido por Huerga y Fierro seguido por su Credo quia confusum de Fernando Arrabal. El tercer título con mejores ventas en esta caseta imprescindible del festival fue Las naciones del llanto del veterano periodista de cultura Manuel de la Fuente, junto a la notable acogida de la Poesía esencial, en edición bilingüe, de Bob Kaufman.
Todas las editoriales confirmaron haber llevado sus títulos más especiales, más queridos, como explicó Lidia López de Lastura a LEER, en referencia a La lucidez del Esquizo de Graciela Zárate. Al hacer cuentas destaca entre sus mejores ventas las del libro de poesía infantil de esta misma autora, Poemas para dibujar en voz alta: «Ha sido un triunfo entre niños y maestros, que se acercaban buscando nuevo material didáctico para sus clases». También informa de la óptima acogida de En tiempos sin nombres de la propia Alicia Es. Martínez.
También a modo de conclusión, Miguel de la Quintana de Amargord ensalza que «Voix Vives siempre tuvo un encanto especial, sobre todo para la poesía, y ha sido maravilloso poder conocer de primera mano, con la presencia de los autores, las propuestas que vienen realizándose en Egipto, Palestina, Israel, Iraq, Irán, Siria y Algeria en momentos complicados incluso para dichos países, una experiencia poética sin igual y con una veracidad inigualable, sensibilidad máxima para la conciencia». Respecto a los libros más vendidos del sello, asombra con la variedad registrada, igualando propuestas como Huracana de Ambar Past, Trema de Yasmín Moreno, Muros marcados con tiza de Felipe Zapico, Novunque (vertebre romane) de Begonya Pozo, Del amor de los amos y del poder de los esclavos de Matías Escalera y Fugitivo feisbukero de Pedro Verdejo.
Mención aparte merece la librería Hojablanca (donde podrán adquirirse los próximos números de LEER), con Petra Díaz-Ropero defendiendo el fuerte librero en la plaza del Ayuntamiento, y una selección exquisita y ecléctica de títulos, muy acertada en la onda del «para todos los públicos», con mucho tino desde Niñez (Calambur) del veterano Gamoneda hasta Pronóstico lluvia, ¿quieres calarte conmigo? de la joven María Cabañas (Frida). Fue, por cierto, en el balcón de Hojablanca donde se batieron en apasionado duelo poético, la mañana del pasado domingo, Pedro Verdejo y Felipe Zapico.
A todas las propuestas poéticas y su correspondiente puesta en escena, cabe añadirles el éxito, por su sencilla frescura y originalidad, de dos iniciativas presentadas como «platos fuertes» del festival, que se confirmaron como tales: la impactante Signodanza (Singulair Plurail) y los divertidos «auxilios poéticos» con Lemotbulle.
MAICA RIVERA (@maica_rivera)