Observamos a nuestro alrededor una indiscutible proliferación poética. Autores, en ocasiones provenientes de la canción, publican sus textos, venden miles de ejemplares y llenan recintos con propuestas musicopoéticas. Surgen nuevos sellos dedicados a la poesía, y grandes editoriales que nunca tuvieron en cuenta el género o lo ignoraron durante años vuelven a él llevando a las mesas de novedades a los autores de la escena alternativa. El recital aumentado, la actuación performativa, la puesta en escena se generalizan en torno a los versos en espectáculos con personalidad propia. Sin renunciar a sus formatos tradicionales, la poesía se regenera.
Acaso la fragmentación de sentido, las nuevas unidades de significación consagradas por la revolución digital y la proliferación de las redes sociales sintonizan con la poesía, que siempre se ha desenvuelto bien en la corta distancia. Pero cabe el riesgo de que la degradación de los mensajes, la reducción de la realidad a 140 caracteres y el sentimentalismo galopante contaminen un género que solo funciona y emociona cuando es quintaesencia.
¿Está encontrando la poesía nuevas vías de salida? Da la impresión de que sin renunciar a sus formatos tradicionales, la poesía se regenera. ¿En qué punto nos encontramos? En un número de mayo de LEER consagrado a la poesía buscamos respuestas de la mano de veteranos y noveles. Un variado grupo de poetas, editores y activistas nos ayudan a esbozar una instantánea plausible del momento poético en España, moderando en muchos casos cualquier entusiasmo. Organizadores de eventos multitudinarios como Arrebato con su festival Poetas, que se celebra la última semana de mayo en Matadero Madrid; un loopoeta, Jordi Corominas, el más clásico Jorge Pascual y una pionera en lo performativo, Marina Oroza; dos editoriales, una grande como Espasa que ahora apuesta con vigor por la poesía y otra alternativa, Polibea, que ha editado ya a muchos poetas ajenos a los circuitos masivos; y un cronista de la poética, Ángel Rodríguez Abad, testigo incómodo de casi tres décadas de poesía en vivo: todos ellos diseccionan a su manera la resurrección del género.
El más importante editor de poesía de nuestro país da la cara desde nuestra portada de mayo. Transcurrido casi un año de sus polémicas palabras sobre las mujeres poetas, que incluso motivaron una iniciativa en Change.org, Chus Visor no se desdice de nada de lo de entonces y reivindica las credenciales adquiridas durante cerca de medio siglo de oficio.
Nos hacemos eco de la publicación La memoria de un hombre está en sus besos de Emilio Calderón, de la primera biografía de Vicente Aleixandre, ese Nobel al que en LEER siempre nos hemos resistido a olvidar, con textos de Alejandro Sanz y Javier Lostalé, y celebramos el centenario de Rubén Darío acompañando a Víctor Márquez Reviriego a una imprescindible Auténtica Entrevista Falsa con el vate nicaragüense magistralmente ilustrada por David Pintor. Además, los poetas Manuel Vilas y Ana Merino envían a LEER desde Washington las vívidas impresiones de la lectura de su obra en la Biblioteca del Congreso, y Joan Margarit llega con dos nuevos libros bajo el brazo a Espacio LEER. Precisamente un poeta amigo y maldito de Margarit, José Antonio González-Haba, a punto de ser publicado por primera vez, pone la coda a este lírico número de LEER del que también cabe destacar otros contenidos como la visita a la imponente biblioteca de Antonio Prieto, las entrevistas con Alfredo Conde o Jordi Amat, el abordaje de novedades como lo último de Juan Marsé o La España vacía, el notable ensayo de Sergio del Molino, o, en clave infantil y juvenil, los últimos premios Barco de Vapor y Gran Angular de SM. El número de mayo de 2016 de LEER, 272, ya está a la venta en quioscos y librerías de toda España (también puedes suscribirte).