M: ¿Lo oyes, jefe? Dos semanas después todavía se escucha música en el aire… ¡Qué estimulante sesión de Club LEER la vivida con Alexander Zárate y sus peakies! Carlos Tejeda, Israel Paredes, Mariló García y Paz Olivares en el #sofárojo y otros tantos camuflados entre el público (Celso Hoyo, José Ángel Barrueco, Héctor López…). Fueron nuestros Dantes en la bajada, más bien ascenso, al «pluriverso» de David Lynch, ¡divino vértigo! Rebosante de apasionados lyncheanos, el Espacio se convirtió en nuestra habitación roja particular y albergó un animadísimo coloquio con punto culminante en las elucubraciones sobre los derroteros que estará tomando el nuevo rodaje de David Lynch. Más espiritual y, a la vez, más oscuro, vaticinó Paz Olivares. Nos gustó muchísimo su intervención, y no podríamos estar más de acuerdo con ella. La lectura de esta interesante colección de ensayos (Twin Peaks, 25 años después todavía se escucha música en el aire, Innisfree) de sensibilidad arrebatadoramente noventera, como corresponde este mes, ha dirigido mis ojos, (ah, y mis consciencia) a un librito maravilloso que guardo en un cajoncito como oro en paño: Atrapa el pez dorado. Meditación, conciencia y creatividad. ¡Y sí, lo pescamos, aquí dejamos la prueba!
B: Me dices Lynch (¿peakies? WTF…) y automáticamente rememoro la película suya que más me gusta, Mulholland Drive. Veo a Naomi Watts y Laura Harring abrazadas en el patio de butacas del Club Silencio. Y recuerdo la inquietante aparición de Ann Miller, la estrella del cine musical reconvertida en sombrío reverso de la danzarina estampa de su juventud. El imaginario femenino de Hollywood es una pieza importante del acervo iconográfico lyncheano. Y hablando de chicas y celuloide entra en mi campo visual Mujeres de Cine. Ecos de Hollywood en España, 1914–1936, el bonito volumen editado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo que nos llegó hace unos días. Un trabajo coral que analiza el impacto de la imagen femenina proyectada desde el poderoso foco del cine en la progresiva emancipación de la mujer antes de la Guerra Civil, y que, excelentemente equipado de fotos provenientes de diversos archivos, recuerda a las primeras mujeres más o menos fatales del lienzo de plata.
M: Casi me pierdo eso tan bonito que dijiste al final, «lienzo de plata»… ¿Por qué? Ah, porque me quedé clavada ante «la mirada perdida de la figura de cera de la señora Manning en el museo londinense de Madame Tussauds, que resultó ser todo un imán para el público victoriano». ¡Qué repelús! Es el pie de foto correspondiente al capítulo «Sobre la vulgaridad de los fantasmas» del libro La historia de los fantasmas. 500 años buscando pruebas (Siruela) de Roger Clarke (sí, ese, ese, el crítico cinematográfico de The Independent), relativo a esa doncella suiza, asesina confesa, a quien Dickens inmortalizaría como la Hortense de Casa desolada. Unas páginas más adelante, el autor (que en previas aventuras editoriales de esta naturaleza misteriosa llegó a contar con el respaldo de Roald Dahl) nos regala otra imagen más escalofriante aún si cabe: «Un grabado contemporáneo del fantasma de Hammersmith luciendo un sudario». Dice Clarke que era el espíritu errante de un hombre al que habían cortado el cuello, que comenzó a rondar el oeste de Londres a comienzos de diciembre de 1803, un ambiente relativamente rural donde residía el pinto suizo Philip de Loutherbourg, el escenógrafo del Drury Lane Theatre de David Garrick, quien tenía un profundo interés por lo oculto y tal vez se interesase por este caso. Toma, toma el libro, que quiero leerlo este fin de semana pero mejor lo guardas tú en tu mochila. Ay.
B: No, maja, aquí cada cual gestiona sus (para)filias… Y escribo eso y casi me quiero creer Luis Eduardo Aute deformando, moldeando, tallando palabras para sus poemigas. Nuestro artista total –nuestro por amigo, total porque pocas disciplinas escapan a su curiosidad, talento y perseverancia– recoge los últimos en su nuevo libro, El SEXtO ANIMAL publicado al calor de EspasaEsPoesía, la colección auspiciada por el sello de Planeta para alimentar el creciente interés lector por la lírica –acerca del cual reflexionaremos muy pronto–. «Con todo mi afecto estas fugaces ocurrencias animales con el mejor de mis ánimos… Un abracadabrazo», me dedica Luis Eduardo, acompañado de su icónica firma-beso, un libro en cuya solapa aparece cruzando un paso de cebra cercano a su casa de Fuente del Berro con la mujer pez que ilustra la cubierta a tamaño natural bajo el brazo. Él ya lo atrapó, amiga.
M: ¡Y Jordi Corominas! ¿Quién lo duda? Una vez tuve que definir su Loopoesía. Y lo hice así: «es el arte del verso kamikaze, un acto de creación salvaje por entregas que renace sobre cada escenario de cara a una poética libérrima de fogonazo y derribo para el siglo XXI que sólo rinda cuentas ante la tradición eliotiana y la sociedad de su tiempo». Su nueva entrega, el poemario Mecánica de la sombra (Versos & Reversos), ya está on the road. Las primeras sensaciones son de un todo muy compacto, una redondez serena sin estridencias: la madurez de un ambicioso proyecto macerado a fuego lento con los años. Fíjate, a mí el comienzo ya me enamora. Surrealismo. Hopper en cada milímetro. Y Elvis. Y Perkins. Cuando me reconozco de la secta loopoética es por estas cosas. Y por Madame Sosostris, famous clairvoyante. Casi me muero cuando me atacó ese verso. De amor total. Y lo de «texpertos», qué gran hallazgo. Y los «viejos afanes en nuevas sensaciones», me encanta eso. Y «si rasgas el muro, caerá tiza». Muy bueno, muy bueno. Las maneras de Jordi han crecido sobremanera, válgame la redundancia, hacia lo no figurativo que diríamos en pintura, y ahorra los referentes como nunca. ¿Qué siento cuando leo estos versos? Que, una vez más, se trata de un reto de primera división. Y ese guante es mío. Creo que así lo sentirá y tomará el fiel de Loopoesía. Como siempre, de la lectura en papel, lo que más me fascina es cuando «el texto empieza a correr». Estás en un fragmento y de repente notas que el ritmo no lo estás marcando tú sino «que te llevan» y te aceleras. Sobre el escenario, Jordi es simplemente BRUTAL. ¡Muchas ganas de que regrese, como mandan los cánones y las buenas costumbres, a su cita en la Fnac de Callao (Madrid) en primavera, será el próximo 13 de mayo.
B: Coro tiene bula en esta casa desde que agitó nuestra higuera… Hace un par de semanas hablábamos aquí del último libro de Imre Kertész que ha llegado a España de manera póstuma. Y he aquí un póstumo de verdad de otro nobel, este De la finitud que acaba de publicar Alfaguara con lo que escribió y dibujó Günter Grass durante los últimos años de su vida y hasta apenas tres días antes de morir. Lo cuenta muy bien contado hoy Luis Alemany en El Mundo. Nos llevamos a casa este «hilo de poemas, recuerdos y dibujos» de un hombre «frágil pero risueño ante los presagios de la muerte», para llevarlo leído a la presentación-homenaje que tendrá lugar el próximo lunes 18 de abril a las 19:30 horas en el Goethe-Institut Madrid, con su traductor de siempre, el académico Miguel Sáenz –LEER visitó hace tiempo su biblioteca-, José Luis Gómez leyendo algunos fragmentos, y Juan Cruz.
M: Mi último libro para el fin de semana no lo meto en la mochila sino que no lo saco de ella: Segundas personas de Félix Chacón. Te explico: ahí lo tengo desde la velada de ayer en la librería Bubok, bien colocadito, para darle prioridad como próxima lectura. Claro, es el VIII Premio de Creación Literaria Bubok — Lengua de Trapo. Allí, en el fallo, estuve anoche, un ratito muy agradable con Isabel Ávila y también Fernando Varela (Lengua de Trapo), a quien esperamos poder tener el placer de acoger el próximo 22 de abril en nuestra Noche de los Libros, “Generación Kronen, veinte años después”.
B&M #LEERsinprisa