Jordi Corominas es un kamikaze del verso y la performance que defiende su poética experimental desde 2009. Eliotiano, crea la modernidad comprometida de Loopoesía desde un escenario vanguardista con hondo sustrato en la tradición, desafiando nuestra tierra baldía en desacato. Para jugar con él y Laocoonte (Versos & Reversos), una cita clave: Madrid, 15 de mayo.
Cuando le preguntas, contesta lo mismo desde hace seis años, que su “Loopoesía es amor” por el salvaje despliegue mental, físico y técnico que le supone . Y que ofrenda con entusiasmo feroz, no obstante, al público. También lo expresa así por el derroche literario que le echa a las composiciones, sin escatimar esfuerzo expresivo ni energía en la configuración de un imaginario incendiario, de fogonazo y derribo, que se ve materializado esta vez en el poemario Laocoonte (Versos & Reversos) del que parte todo el trabajo sobre el escenario. Por eso, anunciamos que Jordi Corominas amenaza con revolucionar la capital con su espectáculo poético-experimental. “Cargado de adrenalina pura, con ganas de comerse la platea y superarse en escena”, adelanta a LEER, comparecerá una vez más ante una “ciudad dinámica que sabe disfrutar la propuesta escénica” y le viene brindando una de las más calurosas acogidas de la gira por España, en una fecha bien señalada del calendario madrileño y una ubicación no menos estratégica esta semana.
Sergio del Molino #G30LEER, prologuista del sexto poemario de Loopoesía, imagina románticamente al poeta Corominas “cobijado del lo eléctrico, cenando en su torre Eiffel a la luz de su lámpara de aceite”, en sugestiva alusión a uno de los hallazgos poéticos del libro (hay más, incluso de mayor altura, como los versos referidos al sexo metafísico de una mirada…). ¿Pero cómo le veremos en el espectáculo de Madrid? Lo único que sabemos es que nunca repite el mismo show dos veces. Y que el ritual de objetos para la puesta en escena de Laocoonte incluye una capa naranja de noble renacentista, una cámara fotográfica de turista, unas maracas, una pandereta, un gorro de torero, un pijama, un traje de barrendero y un disfraz de muerto…
Lo más curioso es que la escenografía es más austera cada año, “me voy desnudando en el escenario y llegará un momento en que actuaré sin nada”, reflexiona el artista para LEER.
Dedicadas a la ruina, esta vez la estructura está dividida en cuatro partes. Se pasará “del descubrimiento glorioso del Laocoonte a la banalidad de la selfi en los museos vaticanos; de la ruina como memoria en las lagunas del día a día, porque somos incapaces de recordar todo lo que vivimos, a las ruinas de noches etílicas, algo que nos afecta a todos como individuos porque al no recordar los detalles de nuestra vida somos incapaces de escribir nuestra propia novela y dejamos que otros lo hagan por nosotros; de la tercera ruina, España en lo literario, redes sociales y como sociedad, hasta la cuarta ruina que es el mundo contemporáneo, con un final apoteósico”.
MAICA RIVERA (@maica_rivera)
Este artículo es un fragmento del reportaje «Loopoético es el verso de nuestro tiempo» cuya versión completa está publicada en el número 262 de LEER, actualmente en quioscos y librerías. También puede solicitarlo o, mejor aun, suscribirse.