Nos citamos con Luis Venegas (Vitoria, 1979) la mañana de San Isidro, festivo en Madrid. Y llegamos a su luminoso pisito del barrio de Malasaña con la emoción de quien va a encontrarse con una estrella del pop. Desde su pequeña casa-estudio –recomendamos a los curiosos de los espacios domésticos que visiten el blog de Tod Selby theselby.com y busquen la entrada dedicada a Venegas– ha edificado un emporio individual de irradiación mundial. Ya es tópico que con cada nuevo Candy, una de las publicaciones que edita, dirige, coordina y supervisa con mimo, su nombre y su trabajo merezcan la atención de los medios de todo el mundo. Recientemente con la apabullante doble cover del último número, y van siete: Lady Gaga a la diestra, Marilyn Manson a la siniestra. Como siempre estrellas sometidas a sorprendente transformación; sucumbiendo a la irresistible fantasía del travestismo en su versión más sofisticada.
Antes de acudir a la cita hojeamos por enésima vez el penúltimo Candy, con el hoy oscarizado Jared Leto travestido en la portada y dejándose hacer de todo dentro por estilistas, maquilladores y el fotógrafo Terry Richardson. Es el más evidente de los muchos logros de un número de the first transversal style magazine lleno de contenidos estimulantes: asombrosa producción de homenaje a Yentl y el rabino tranStreisand; Greg Gorman retratando a la superstar warholiana Holly Woodlawn en conversación con Udo Kier y Paul Morrissey; una historia ilustrada de El Molino y otros locales históricos del transformismo barcelonés, o la elegante transformación del mediático estilista Josie en Edith Head, la gran diseñadora del Hollywood dorado, ante el objetivo de Xevi Muntané.
“Lo raro es que no se nos ocurran más cosas”, responde Venegas con genuina sencillez cuando expresamos nuestra admiración por Candy. “Cuando le conté a Jordi Labanda el proyecto me dijo que la aparición de un travesti en televisión provoca siempre picos de audiencia”. El transformismo es el argumento irrenunciable de cada número, lujosa decantación del estilo Venegas: edición limitada de 1.500 ejemplares, colaboradores de talla mundial. Grandes nombres, grandes ideas. Y factura de gran grupo editorial. Es una de las tres publicaciones –de momento; anda preparando otras dos– de Venegas Enterprises: las otras son Fanzine137, con el que hace ahora 10 años se inició en el mundo de la publicación, y EY! Magateen, un homenaje a la belleza adolescente around the world cuyo número nueve, fastuoso volumen XL dedicado a los chicos de Nueva York con fotografías de Steve Klein, acaba de salir.
HARD / WORK
El aspecto dulce y aniñado de Venegas contrasta con dos llamativos tatuajes, ambos dorsos de las manos marcados a tinta al modo de los nudillos del Robert Mitchum de La noche del cazador, aunque con un mensaje menos terrible que aquellos. Izquierda / derecha, H-A-R-D / W-O-R-K. Dos palabras que explican el milagro de este editor-orquesta: “Si estoy despierto estoy trabajando. Los fines de semana no existen”.
Mucho trabajo, muchos mails, mucho entusiasmo y pasión por lo que hace. Una declaración de principios que responde parcialmente a la pregunta que surge casi inmediatamente al contemplar sus logros y saber que proceden de un editor solitario –pero muy bien rodeado–: ¿Cómo lo haces? “No sé cuál es el secreto. Hay que intentar las cosas. El no ya lo tienes. Supongo que ha habido una progresión… Cuando llamas a alguien y ve quiénes han colaborado contigo está más dispuesto. Ya hay una red de relaciones creadas. Es además gente que hace lo que hace porque le gusta, y saben que el resultado también va a ser distinto a lo habitual”.
No tener una periodicidad fija le permite esperar a tener el material adecuado y cuidarlo mucho en todos los aspectos, desde la dirección creativa a la gráfica. “El hecho de que se trate de ediciones limitadas también genera un interés adicional”. Luis supervisa personalmente la distribución de sus publicaciones en establecimientos selectos y librerías especializadas de todo el mundo. Él mismo lleva sus Candy al único quiosco convencional de Madrid donde siempre se encuentra, Barquillo esquina con Augusto Figueroa.
Cuando Vogue España presume de hacer posible lo imposible a cuenta de su cover de junio, Cristiano Ronaldo desnudo tras su novia Irina Shayk retratados por Mario Testino, uno piensa irremediablemente en que Luis Venegas viene anticipando tendencias con unos contenidos que se encuentran en los márgenes de lo comercial: vistiendo de despampanante mujer a James Franco en el segundo Candy bajo el titular “Viva Franco”; dando carta de naturaleza a esa irresistible pulsión del travestismo. Dirigiendo con enorme sensibilidad artística ya muy influyentes publicaciones.
El niño lector
Detrás del Venegas visual y creativo hay un lector temprano y voraz que desde bien jovencito se aplicó febrilmente con los más variados clásicos, quizá anticipando que en unos años, alienados por las aplicaciones móviles, nuestro tiempo para la lectura se vería drásticamente reducido. “Disfrutaba mucho de tener un libro gordo conmigo, sobre todo en verano”. La Iliada, La Odisea, Dumas, Julio Verne, los rusos, el Dickens de Los papeles del Club Pickwick, las historias cortas de Roald Dahl, su Mi tío Oswald… Se echó en brazos del Galdós de Fortunata y Jacinta después de ver la serie de TV protagonizada por su admirada Ana Belén. También el cine le llevó a leer Las amistades peligrosas.
Los libros y su enorme colección de revistas amenazan con echar de casa a Luis, que fantasea con una mudanza que pueda poner orden a su ingente biblio-hemeroteca, los volúmenes identificables y alineados en una sola fila. Es lector de gustos refinados y variados. Ha disfrutado del ciclo de la Fundación de Asimov y lo hace con los maestros contemporáneos americanos, de Tom Wolfe a John Irving, pasando por la inevitable y póstuma Conjura de los necios de John Kennedy Toole. Y Warhol: Venegas valora como se merece la prodigiosa capacidad narrativa, la particular manera de contar las cosas del genial artista.
Aun discriminando lo que es una cosa o la otra, Venegas disfruta con las lecturas sublimes y con las que no lo son tanto. Le gustan mucho las biografías, “autorizadas o no”, y las memorias. Nos muestra las de la sofisticada Fleur Cowles, la modelo Jean Shrimpton, la directora de Harper’s Bazaar Liz Tilberis y de Vogue USA, Grace Mirabella. Destaca Los años de Downing Street de Margaret Thatcher, y en clave distinta la reciente Fabiografía de McNamara a cargo de Mario Vaquerizo, La espía que vestía de rojo de la sin par Aline Griffith o incluso las del doctor Iglesias Puga. Una sensibilidad pop que ilustra su amplitud de intereses y la multiplicidad de referencias de su trabajo.
BORJA MARTÍNEZ