Eclecticismo y solidez
Ángeles Encinar, que viene acreditando desde hace muchos años su fecundo conocimiento de nuestro cuento literario en sus distintos formatos, acaba de publicar en la editorial Cátedra (Letras Hispánicas) una antología titulada Cuento Español Actual, que abarca el período entre el año 1992 y 2012 y que supone una continuación de otra que la antóloga, en colaboración con Anthony Percival, publicó en 1994 en la misma editorial y colección bajo el título Cuento español contemporáneo.
La antología, que reúne 38 autores (23 hombres y 15 mujeres) está precedida por un estudio exhaustivo de la situación del cuento en España en estos momentos. En dicho prólogo, la antóloga hace en primer lugar una “aproximación teórica, socio-histórica y cultural” al contexto, marcado por la publicación de numerosas antologías y de libros especialmente significativos, señalando la presencia de fenómenos como la eclosión del micro-relato y un nutrido florecimiento de formulaciones teóricas.
Según Encinar, en los años 90 y en los inicios del siglo XXI conviven en España numerosas perspectivas creativas, pues a los 38 autores y autoras que ella selecciona habría que añadir muchos otros que cita puntualmente y que no ha podido incluir por puras restricciones físicas, y haciendo hincapié en esa abundancia de creadores, a los autores españoles habría que añadir los nombres de bastantes hispanoamericanos residentes en España.
En lo que toca a los cuentos, indica que la convivencia de diferentes perspectivas es notoria, y que, aunque predomina la mirada realista, la fantástica también se mantiene con vigor. Encinar apunta, entre las influencias, una importante proveniente del mundo anglosajón. Por otra parte, señala que el periodo estudiado se caracteriza por la proliferación de editoriales, de revistas especializadas, de premios institucionales atentos al fenómeno y de su presencia en webs y talleres. A continuación, la antóloga presenta a los autores y autoras del conjunto, y entra en el pormenor de esa variedad argumental y temática, señalando que “…la diversidad de la selección en cuanto a temas, enfoques, estéticas y estilos, refleja la pluralidad de tendencias reinante, síntoma del eclecticismo y la heterogeneidad que caracterizan al cuento español actual”.
Todos los cuentos de la antología se caracterizan por su solidez formal. Podríamos agrupar los contenidos conforme a diferentes temáticas. Así, el mundo común sirve de referencia a muchos de ellos, pero con sugestivos matices: los oscuros recovecos de la amistad y de la familia marcarían los cuentos de Mercedes Abad, de Pedro Ugarte, de Marcos Giralt Torrente o de Ignacio Martínez de Pisón; ciertas tramas peligrosas de lo doméstico estarían en los de Félix J. Palma y Jon Bilbao; lo simbólico en el mundo de cada día aparece en los de Cristina Cerrada y Almudena Grandes; el cuento de Berta Marsé culmina felizmente una tragedia grotesca; lo ominoso cotidiano se ofrece en esos supuestos perseguidores del cuento de Fernando Aramburu o en esos policías de tráfico suspicaces del de Andrés Neuman; la creatividad verbal refuerza las historias de Hipólito. G. Navarro y de Eloy Tizón…
Y del mismo modo que la ironía, el humor, el sarcasmo, abundan en muchos de estos cuentos, hay también una palpitación fantástica que a veces se lleva a sus últimas consecuencias: la magia de los sentimientos está en el de Óscar Esquivias; el escenario como personaje desasosegante aparece en los de Care Santos y Pilar Adón; la parte turbadora de las apariencias está en los de Miguel A. Zapata y Carlos Castán. Juan Jacinto Muñoz Rengel plantea en el suyo un mundo distópico de golems y dobles; una vibración onírica construye el de Ángel Olgoso; el absurdo preside los de Julia Otxoa y Ángel Zapata, y en el suyo, David Roas, juega con lo simbólico hasta límites surrealistas…
Claro que hay ciertos cuentos donde prima la “deslocalización” que los lleva a urbanizaciones propias de John Cheever o a espacios clara o borrosamente norteamericanos, pero el conjunto es francamente satisfactorio por su calidad y su variedad.
Los estudiosos serios y buenos conocedores del género, como Ángeles Encinar y otros –pienso, por ejemplo, en la antología que realizaron Fernando Valls y Gemma Pellicer en 2010 para Menoscuarto ediciones: Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual– demuestran la buena calidad de nuestra narrativa breve en los azarosos tiempos que vivimos.
José María Merino, de la Real Academia Española
Este artículo se publicó originalmente en el número 250 de la Revista LEER, correspondiente al mes de marzo de 2014 (cómpralo, o mejor aún, suscríbete).