Algunos buenos libros (xii)
Un relato de duelo que es mucho más, una novela de campaña y un ensayo contra campañas, el palimpsesto mexicano según Villoro y una colección de caminos de perfección.
«Hacia el final del verano pasado se suponía que debíamos haber hilado el catálogo de lo que sería Caballo de Troya 2019. Cinco de los seis títulos estaban ya en camino, pero aún faltaba uno», cuenta Antonio J. Rodríguez, responsable con Luna Miguel de los seis libros que está editando este año el sello revelador de nuevas voces de Penguin Random House. «Entonces llegó Ama», esta primera novela de José Ignacio Carnero. «Meses atrás Gonzalo Torné escribía que este tipo de novelas a menudo “pretenden sustituir el valor literario por el supuesto carácter representativo de sus dolientes”, afirmación que suscribo al cien por cien. Por eso me asombró la delicadeza, la finura y el buen gusto con que el libro trata el asunto del duelo, además de los otros grandes temas que dan forma a este relato». Encaja este Ama, que es madre y amor, en la temática femenina y feminista de Caballo de Troya 2019 porque es el libro de duelo de un hijo por su madre. Pero no se sienta el lector potencial disuadido por este punto de partida tan recurrente como sospechoso. Ama es fresco: escribe un autor novel –apenas un libro anterior, en un registro bien distinto–, sin malicias ni tics de escritor profesional –Carnero es abogado– pero con el talento del escritor vocacional. Ojo con coger Ama porque no le suelta a uno. El lector acompaña en la emoción al hijo que acude con su madre a la consulta oncológica para recibir la peor noticia. Pero no reside en esta circunstancia el principal interés del relato, sino en la reconstrucción que alrededor de ese cáncer terminal hace Carnero de la vida de ella y del amor familiar a partir de fotografías, recuerdos, conversaciones y de un cuaderno conmovedor, redactado torpemente en su inocencia de chica de servicio recién llegada de la Galicia rural, empleada en las grandes casas de la margen derecha de la ría de Bilbao. Y en la evocación del autor/protagonista del mundo de su infancia, el de la clase obrera de la otra orilla, de familias esforzadas que lucharon para que sus hijos saltaran la ría, fueran a los mismos colegios y las mismas universidades que sus señores –e incluso se acostaran con sus hijas, como cuenta el narrador, sintiéndose un poco Pijoaparte–. Y en la exploración de uno mismo en este trance que por ser mortal será vital de quien se refleja en la admiración por los padres –«no eran modernos, ni esnobs, ni farsantes como yo»– para retratarse a sí mismo sin demasiada piedad asomado a la terraza de su piso de soltero en Sant Gervasi –con vistas al edificio de la editorial que ahora publica a Carnero–. Su condición de hijo único tardío le permite abordar con una madurez poco habitual una vicisitud generacional, la de sus progenitores, no muy explorada entre los escritores de su edad. Ojalá Carnero no se agote como autor en este libro tan personal porque tiene pulso, estilo y talento.
AMA
José Ignacio Carnero
Caballo de Troya
Precisamente el editor de Carnero, Antonio J. Rodríguez, acaba de presentar –ayer mismo en la librería La Buena Vida de Madrid– su nueva y oportuna novela. Candidato es una broma muy seria en torno a un politólogo doblemente ficticio, liberal con pasado contestatario y seguidor ferviente de Raymond Aron que aunque por actitud, personalidad, gustos, ideología y recursos sólo podría ser francés, resulta que es profesor de la Complutense y va a revolucionar la vida política del país. De España, se entiende. Un viaje a Jerusalén para participar en un congreso lo trastoca todo. Allí coincide con una cineasta palestina partidaria de Israel y refugiada en Francia, una amazona de metro ochenta y cinco de la que probablemente estaba enamorado antes de conocerla. De vuelta a España empiezan a pasar cosas. Muchas cosas. Su fichaje como asesor áulico del líder de la derecha institucional, el divorcio… Tampoco conviene contar mucho más de la peripecia de Simón Soria, el narcisista protagonista de Candidato. Solo decir que es una lectura oportunísima para la recién inaugurada campaña de las generales. Y que como viene demostrando, Rodríguez es un autor de una calidad, una seguridad y una fluidez poco habituales entre los escritores de su generación.
CANDIDATO
Antonio J. Rodríguez
Literatura Random House
Otra lectura oportuna en semanas tan políticas como las que se avecinan, frente a los mensajes cuidadosamente diseñados para excitar las pasiones y desactivar el entendimiento propios de toda campaña electoral: este ensayo en el que los politólogos británicos Roger Eatwell y Matthew Goodwin analizan el fenómeno que está alterando los equilibrios que desde la Segunda Guerra Mundial ofrecían cierta estabilidad a las democracias occidentales consolidadas. El llamado nacionalpopulismo es un movimiento global tan controvertido como incomprendido. No sale de la nada y tampoco será flor de un día. «Es una ideología basada en corrientes muy profundas y duraderas» que «ha llegado para quedarse». Los autores han llevado a cabo un análisis ecuánime y desapasionado de lo sucedido en los últimos años en Europa y Estados Unidos. ¿Cómo es posible que la victoria de Trump y el sí al Brexit tuvieran lugar si el 90 por ciento de los analistas daban por hecho el triunfo de Hillary Clinton y la mayoría para el remain? Pues porque ignoraron la realidad. Que el 50 por ciento de los estadounidenses blancos sin estudios superiores no se sentían representados por los políticos de Washington, y que la misma proporción de británicos no se consideraban partícipes del debate político nacional. Los sesgos, las simpatías ideológicas, los prejuicios de los analistas, el desprecio del votante de estas opciones y las urgencias analíticas de medios y políticos están impidiendo una observación eficaz de un fenómeno que no está solo nutrido de extremistas; «muchos votantes nacionalpopulistas quieren más democracia; más referéndums y más políticos comprensivos que escuchen». Eatwell y Goodwin han reconocido y aislado cuatro transformaciones que a su juicio están generando una preocupación extendida y con ello alumbrando el espacio político de los populismos. Numerosos ciudadanos «sienten que ya no tienen voz en la política; que el aumento de la inmigración y el rápido cambio étnico amenazan su grupo nacional, su cultura y sus modos de vida; que el sistema económico neoliberal los abandona en comparación con otras personas en la sociedad, y que ya no se sienten identificados con los dirigentes políticos». Frente a quienes consideran el auge de este tipo de formaciones una fiebre pasajera, los autores de Nacionalpopulismo afirman que quienes los apoyan no son «votantes transaccionales» dispuestos a volver a la disciplina de los partidos clásicos, y que el enfoque nacionalpopulista transformará la manera de hacer política de los países desarrollados.
NACIONALPOPULISMO
Roger Eatwell y Matthew Goodwin
Península
Al mismo tiempo que Candidato, pero en la Casa de México en España –precisamente en el barrio donde ficticiamente habita Simón Soria cuando comienza la novela de Antonio J. Rodríguez–, se presentó el jueves El vértigo horizontal de Juan Villoro. Más de veinte años escribiendo de su ciudad, México, desde la crónica, el ensayo o el recuerdo se decantan en este volumen coeditado por Anagrama y la mexicana Almadía que toma prestado para su título la expresión acuñada por Drieu de La Rochelle para definir la pampa argentina. Un libro híbrido como el paisaje sincrético de una megalópolis cuya vida diaria está sometida a estímulos surgidos de una amplia cronología que va de lo preshipánico a lo posmoderno. Un cruce de cartografías para intentar entender la ciudad infinita que en setenta años «se ha vuelto setecientas veces mayor». Sobre el plano del suburbano empezó a concebirse una obra que ha resultado de ir amontonando otras trazas, hasta el punto de pensar Villoro que para este libro «no necesitaba un corrector de estilo sino un urbanista». Y así seis líneas ficticias del metro mental del escritor-ciudadano Villoro tratan finalmente de poner orden temático en el caos generoso, reflejo de Ciudad de México, de El vértigo horizontal, y los capítulos se suceden y entrecruzan adscritos a historias personales –«Vivir en la ciudad»–, personajes, lugares, sobresaltos, ceremonias y travesías. Este testimonio/homenaje a una urbe entrañable y al tiempo inaprensible es también fotolibro, y reúne en tres cuadernillos una colección extraordinaria de imágenes apuntaladas por frases precisas y escogidas de Villoro, que asume que «escribir sobre ella», sobre Ciudad de México, «significa inventarle explicaciones».
EL VÉRTIGO HORIZONTAL
Juan Villoro
Anagrama
El ser humano lo es en tanto que se desplaza. Su condición bípeda y frágil ha exigido desde hace milenios la apertura de caminos más o menos permanentes y transitables. Incluso los diseñados para la circulación de automóviles son remedo del camino que se camina, que se hace al andar, como dijo el poeta. El desplazamiento es propio de la naturaleza humana, pero no sólo en lo físico sino también en lo espiritual. El hombre y la mujer lo son en tanto que avanzan en busca de nuevos horizontes, de conocimiento, de mejora o de superación. Hay caminos que reúnen ambas condiciones, y en ellos se ha fijado Jesús Ávila Granados para confeccionar Senderos con alma. Una colección de caminos históricos relacionados con la peripecia humana, donde la historia, la experiencia religiosa y los sistemas de creencias de diversas civilizaciones han dejado una huella indeleble. «Gentes de todas las culturas y épocas han trazado senderos de tránsito al conocimiento, en los cuales el viajero de nuestros días puede rememorar en su interior la fuerza de un legado más espiritual que físico, o la unión de ambos». Dividido en dos partes, una primera dedicada a lugares de tránsito localizados en oriente, África y Asia, y otra a sendas míticas de la geografía hispana, este libro diseñado más para la mochila que para la estantería, como señala en el prólogo Alberto de Frutos, es una guía de viajes que exigen desplazamiento pero también, tanto o más, introspección.
SENDEROS CON ALMA
Jesús Ávila Granados
Luciérnaga