Algunos buenos libros (iv)
Haikus a la española, aforismos caídos del cielo, una historia de la conquista del Perú, diecisiete supervivencias hechas novela y Spinoza para principiantes. Más buenos libros.
Luis Alberto de Cuenca (LAC) ha escrito a lo largo de su trayectoria un buen puñado de piezas que encajan métrica (5/7/5) y filosóficamente en la horma del haiku. Y un entusiasta de su poesía como Antonio Benicio Huerga ha querido que una de las primeras referencias de su sello Los Libros del Mississippi sea una recopilación de esas piezas desperdigadas. Ambos presentaron el librito el pasado miércoles en La Casa Encendida ante una numerosa audiencia infiltrada de haijines, que no es una secta islamista sino aquellos que practican esta composición poética de origen nipón. LAC leyó algunos de sus haikus, diversos como el aliento poético de su autor. Culturalistas, metafísicos, pop. Susceptibles algunos de ser stencilizados en pasos de peatones o impresos en tazas de café y cuadritos decorativos. Uno de sus haikus más populares, titulado «Contigo» –asonantarlos, encadenarlos o titularlos son algunas de las licencias que se permite LAC con los haikus–, ha padecido ese tipo de apropiación. «Viajar a Marte / o al cuarto de la plancha. / Pero contigo». Un día lo encontró en un popular bazar madrileño en forma de láminas para enmarcar. Cuando se puso en contacto con los responsables, lo más que consiguió es que le enviaran un lote de ellas. Prueben de hecho a googlear Contigo y encontrarán variaciones, apropiaciones e interpretaciones diversas y de dudoso gusto. La fogata de la aldea global proyecta sombras grotescas…
HAIKUS COMPLETOS (1972–2018)
Luis Alberto de Cuenca
Los Libros del Mississippi
«Alguien comparó la escritura japonesa con la lluvia». Es el primer aerolito de los reunidos en la última colección de aforismos de Carlos Edmundo de Ory (1923–2010) que acaba de publicar La isla de Siltolá, con edición al cuidado de José Ramón Ripoll. Estos «brotes del corazón» que comparten con el haiku su brevedad, la precisión y cierta inspiración oriental no son poemas, aunque hayan aparecido sistemáticamente en las antologías y libros poéticos del autor desde que comenzó a desgranarlos allá por los 60, primero en francés. Tampoco son greguerías, pues las píldoras ramonianas son estampas de un mundo pensado por el escritor, y los aerolitos son, según Ripoll, indicaciones con vistas al vacío y el silencio. Pero vemos paradojas –«Soy el vocero del Silencio»–, malentendidos verbales–«Todo es huevo bajo el sol»–, juego, e imágenes –«El piano azul de Duke Ellington»– y metáforas surrealistas –«Las rosas son radiografías de esqueletos de ángeles»– inequívocamente poéticas. Estos aerolitos aparecen como los meteoros que surgen de la oscuridad para iluminar brevemente el firmamento; los mejores caen a plomo y dejan huella en el entendimiento del lector. Una belleza.
AEROLITOS
Carlos Edmundo de Ory
La isla de Siltolá
De las revistas de historia militar pasaron a los libros del mismo género, y aunque han sacado los pies del nicho con títulos prodigiosos como Teenage. La invención de la juventud 1875–1945 de Jon Savage, Desperta Ferro, que este año cumple diez años, sigue sobre todo dando nueva vida a un género historiográfico hasta hace poco estigmatizado y cautivo de aficionados. Una de sus últimas aportaciones es Plata y Sangre. La conquista del imperio inca y las guerras civiles del Perú, del catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona Antonio Espino. Una aproximación actualizada, desde la óptica de la nueva historia militar, a unos hechos extraordinarios, la conquista del Estado más poderoso de América por Pizarro, Almagro y poco más de un centenar de soldados, y las peripecias y enfrentamientos posteriores entre ellos por el dominio del territorio, auténticas guerras civiles que diezmaron a la primera generación de conquistadores.
PLATA Y SANGRE
Antonio Espino López
Desperta Ferro
La escritora irlandesa Maggie O’Farrell es autora de tantas novelas como vidas tiene el gato, pero tiene muchas más vidas que las proverbiales siete de nuestro querido felino doméstico. Hasta diecisiete «roces con la muerte» describe en este originalísimo Sigo aquí que ofrece Libros del Asteroide en traducción de Concha Cardeñoso. Una grave enfermedad infantil y los efectos de sus secuelas neurológicas; un chapuzón adolescente que casi termina en ahogamiento o un baño que parecía plácido en las revueltas aguas de una playa del Índico; un rato vertiginoso como voluntaria de un lanzador de cuchillos, el casi atropello de un camión, un golpe fatal de maletero esquivado por la mínima, un asalto a punta de machete en Chile, un encuentro con un excursionista asesino, un vuelo a Hong Kong que parecía abocado a estrellarse, una cesárea complicada, un aborto… ¿Increíble? Pero cierto. No sabemos si O’Farrell tiene un magnetismo particular para las experiencias cercanas a la muerte o simplemente la capacidad de reconocerlas, aislarlas y componer con ellas esta suerte de autobiografía forense de una superviviente caminando por el abismo. Ella se reconoce a sí misma en sus encuentros, afortunadamente frustrados, con el acabose, e invita al lector a reflexionar sobre sus propios momentos críticos y abrazarse a la vida con nuevos bríos.
SIGO AQUÍ
Maggie O’Farrell
Libros del Asteroide
Leemos Spinoza y best seller en una misma portada, la de este El milagro Spinoza de Frédéric Lenoir editado por Ariel, y parece un milagro en sí mismo. Lo que no consigan los franceses… –lo cuenta Óscar Caballero en un amplio reportaje para el último número de LEER: el libro sigue siendo una religión en Francia–. El título es una provocación, en tanto que no hay milagros para Spinoza: su obra consagra la razón como argumento universal. Pero lo de Spinoza es milagroso para Lenoir porque fue capaz de producir una obra revolucionaria en una vida muy corta, y presentar una ruptura radical con el pensamiento anterior en un contexto poco propicio. Superó el pesado legado teológico, pero también a su maestro Descartes. Fue una osadía intelectual atreverse a integrar bajo el imperio de la razón ética y metafísica, lo material y lo espiritual. «Tomando la razón como único criterio de la verdad, se coloca de golpe en lo universal y lo intemporal», dice Lenoir, y su capacidad para iluminar nuestra inteligencia y aplacar nuestro corazón sigue vigente. Proclamar el orden de lo real fundó el futuro. Y su legado es digno de ser esgrimido hoy –cuando, por ejemplo, la expresión colectiva de los sentimientos y las pasiones amenaza la convivencia–. Es lo que hace Lenoir con este libro, una nueva referencia en lo que ya es todo un subgénero, la filosofía de los grandes autores compendiada, y en ocasiones aplicada a las contradicciones del mundo actual. Reemplazo plausible de la autoayuda.
EL MILAGRO SPINOZA
Frédéric Lenoir
Ariel