Algunos buenos libros (iii)
Dos celebraciones de César Aira en sus 60, una aventura de Sherlock Holmes en Barcelona, el dietario de Marcos Ordóñez, una colección de casos clínicos de locura y deseo y un viaje a Jerusalén con Melville.
César Aira cumple 60 años el próximo 23 de febrero, y Literatura Random House lo celebra con dos libros que gustarán mucho a sus lectores. En Ariel Magnus, Ideario Aira ofrece… No, perdón: en Ideario Aira, Ariel Magnus ofrece un curioso repertorio de las ideas que aparecen en las ficciones del escritor argentino. Ocurrencias, píldoras, intuiciones, caprichos de la imaginación que aparecen durante el proceso de escritura y que no duda en dejar caer en sus textos aunque nada tengan que ver con lo que viene contando, como a quien le urge anotar algo para no olvidarlo, solo que en este caso ante el sorprendido lector. Y un lector devoto que también es escritor como Ariel Magnus, que en 2007 ganó el premio La Otra Orilla con Un chino en bicicleta y Aira como presidente del jurado, se ha empeñado en recolectarlas, refundirlas y ofrecerlas alfabéticamente para hacer este diccionario que les da «la autonomía que su genialidad merece». Y en el que quizá podría figurar la fantasía sobre la confusión de un autor y un título que nos ha sugerido el diseño de la portada del libro y que torpemente hemos esbozado más arriba. En la P de Perdón.
IDEARIO AIRA
Ariel Magnus
Literatura Random House
Seguro que Magnus Ideario ha gustado y mucho a Juan Pablo Villalobos, uno de los grandes entusiastas de Aira, aunque su relación comenzara de manera un tanto airada (…). En 2001 el escritor mexicano estudiaba Letras en la Universidad Veracruzana. Cuando le quedaban pocas páginas para terminar la primera novela que leyó del argentino, la arrojó violentamente contra una pared. Aquello desafiaba el orden y las convenciones de la literatura que le había gustado hasta la fecha y que le había llevado a estudiar Letras y querer ser escritor. Pero sólo un año después Villalobos era becario de un proyecto de investigación sobre la obra de Aira. La repulsión había mutado en veneración y enseguida en una verdadera obsesión por encontrar todas sus obras, por breves e inaccesibles que fueran. Ahora Villalobos ve premiada esa dedicación seleccionando y prologando Diez novelas de César Aira, algunas descatalogadas y de difícil acceso, para celebrar a este maestro argentino tan ajeno a la tradición del Boom que había alentado al joven Villalobos, deudor de las vanguardias, deseoso ante todo de «escribir algo nuevo» contra el imperativo de «escribir bien» («Buscar lo nuevo y lo raro en la obra artística no es la tarea frívola y vanidosa que parece ser, en primer lugar porque no se trata de buscar sino de haber encontrado», escribe Aira, y cita Villalobos, en Cumpleaños. Y con esa idea podría participar airasamente en ese recurrente debate realismo/experimentalismo que hace poco ha reactivado Jekyll & Jill con la edición de la brillante diatriba de Ben Marcus Por qué la literatura experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal y como la conocemos seguida de un frenético texto que es casi un caso práctico de la cuestión a cargo de Rubén Martín Giráldez).
DIEZ NOVELAS DE CÉSAR AIRA
César Aira
Literatura Random House
Los secretos de San Gervasio era una aventura desconocida de Sherlock Holmes hasta que en 1994 le fue revelada a Carlos Pujol. Su caso barcelonés –¿quién mató al señor Turull?– es el único fracaso en el expediente del detective más famoso de la historia de la literatura. Por eso Holmes rogó al doctor Watson que no lo incluyera en sus crónicas. Aunque la pareja volvió a Baker Street sin esclarecer el caso, dejó material abundante para que un novelista local, el mismo que les había atraído a la Ciudad Condal, don Alejo Casavella, pergeñara uno de sus libros. «El primer autor español de novelas de sucesos misteriosos» deseaba que fuera Holmes quien resolviera el crimen de la novela que estaba escribiendo, aun a riesgo de convertir al detective en personaje de ficción. Pero en tanto que unos y otros resuelven su condición de personas o personajes aparece el fiambre de Turull cerca del Tibidabo. «Pujol, como Cervantes con las de caballería, hace una parodia de todas las novelas de detectives, pero no renuncia en Los secretos de San Gervasio a hacer una de ellas, y echa mano de rocambolescas circunstancias, increíbles deducciones o camelísticas coincidencias para ridiculizar a su gusto los excesos del género», cuenta Andrés Trapiello en el prólogo de este divertimento exquisito que Menoscuarto recupera 25 años después de su primera publicación, con un artículo del propio Pujol, a modo de epílogo, sobre la novela policíaca, publicado en 1973 en El Ciervo.
LOS SECRETOS DE SAN GERVASIO
Carlos Pujol
Menoscuarto
Marcos Ordóñez es un escritor valioso, cristalino y versátil, autor de novelas y de noficciones excelentes, su excepcional Big Time, hijo a su vez de Beberse la vida, libro sobre los años españoles de Ava Gardner que retrata el Madrid de su época con una riqueza, una sutileza y una honestidad de las que esa serie reciente tan estética carece. Ahora publica este dietario de entre 2011 y 2016. Se decide a hacerlo con la esperanza de que cumpla lo que él como lector gusta de encontrar: variedad y libertad. Sus motivos: «Tratar de sujetar lo que escapa del paso de los días, pensar con un poco de calma, y correr en libertad, jugando con tonos y géneros»: una definición plausible de dietario. No encontrará el lector verdades aforísticas –«me resultan pomposas y, peor, absolutistas»– ni maliciosos ataques personales, con o sin sigla –«no me seducen los ajustes de cuentas, enmendarle la plana a este o al otro»–. Sí algunos textos que nacieron en el dietario y acabaron en el diario, El País en este caso. Ordóñez llevó un cuaderno a primeros de los 90 y otro en la segunda mitad de los 2000 que nunca han visto la luz. A la tercera va la vencida y se atreve a compartirlo. Quizá la decisión forme parte de la constatación que da título y comienzo al libro.
UNA CIERTA EDAD
Marcos Ordóñez
Anagrama
Nos asomamos al interior de El romántico incurable con el temor inconfesable de encontrar pautas de comportamiento reconocibles en sus diez historias de locura y deseo. Frank Tallis, prestigioso psicólogo clínico y escritor británico de artículos y monografías sobre la materia, es también autor de novelas. En este libro funde ambas identidades para relatar esta colección de casos clínicos reales donde el amor se expresa en términos patológicos. Es el caso de Paul, el romántico incurable del título, que se aferra al amor por la mujer que le ha dejado porque aquello le hacía creerse inmortal, o de la paciente que se enamora obsesivamente de su dentista después de una operación, o del hombre casado que se acostó con 3.000 prostitutas por el placer del cortejo, de la anciana enamorada del espectro de su esposo o el buen pedófilo que nunca lleva a cabo su pulsión enfermiza. Enseguida pensamos en algunos libros de Oliver Sacks. A veces el amor puede ser un paseo por el abismo de la locura, y quizá estos casos extremos nos prevengan de nuestras propias visitas al precipicio.
EL ROMÁNTICO INCURABLE
Frank Tallis
Ático de los Libros
En 1857, un Herman Melville desalentado por los sinsabores de la vida, asociados casi todos al fracaso de Moby Dick, emprende viaje a Jerusalén. En su escala en Liverpool visita a Nathaniel Hawthorne, que en su diario deja testimonio del estado de ánimo de su amigo: «Está mucho más sombrío que la última vez». Y acerca de sus sentimientos religiosos: «No puede ni creer ni hallar sosiego en el hecho de no creer. Y es demasiado honesto y valiente como para no tratar de hacer ni una cosa ni la otra». Igual que anticipó la novela moderna, Melville anuncia la angustia y las contradicciones del ser humano en la era de la muerte de Dios. Las de un «lector consumado de la Biblia y habitante de una religiosidad escéptica», en palabras de Francisco Javier Expósito, que muy oportunamente ha trenzado el viaje de Melville con su propia peregrinación a Tierra Santa en marzo de 2017 acompañado de dos carmelitas y una heterogénea decena de peregrinos con motivaciones de lo más diversas. El resultado es ¡Somos tierra santa! La paz de Melville (La Huerta Grande), un original libro de viajes que reconstruye el periplo interior y exterior de Melville y los episodios de la historia sagrada acaecidos en lugares como Jaifa, Muhraka, Nazaret, el Lago Tiberiades, el desierto de Judea, Belén o Jerusalén desde la honda y particular espiritualidad de Expósito. Un excelente pórtico para adentrarse en el bicentenario del nacimiento de Melville.
¡SOMOS TIERRA SANTA! LA PAZ DE MELVILLE
Francisco Javier Expósito Lorenzo
La Huerta Grande