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Un libro al día

La muerte como estrategia

Al cie­rre de nues­tro número de marzo el libro que hoy comenta MIGUEL ESCUDERO, “¡Matad­los!” toda­vía no estaba en cir­cu­la­ción y por tanto no hubo opor­tu­ni­dad de incor­po­rarlo a nues­tra “cover”. Bien es cierto que no es una obra que com­pense la lla­ma­tiva ausen­cia de biblio­gra­fía sobre el 11-M que Gabriel Albiac denun­cia en su artículo, pero aquí está; el libro y su autor han estado muy pre­sen­tes en la cober­tura infor­ma­tiva del décimo aniver­sa­rio de los aten­ta­dos. Cri­ti­cada por muchos, con­si­de­rada una ver­dad razo­na­ble por otros. Merece en todo caso comentario.

Este es un libro que uno no qui­siera escri­bir, nunca jamás; poder hacerlo, no obs­tante, está al alcance de con­ta­dí­si­mas per­so­nas. Su autor, Fer­nando Reina­res, es cate­drá­tico de Cien­cia Polí­tica y un autén­tico espe­cia­lista en los mun­dos terro­ris­tas. Ejer­ció como ase­sor en anti­te­rro­rismo del minis­tro del Inte­rior José Anto­nio Alonso entre 2004 y 2006. En 2001 escri­bió Patrio­tas de la muerte. Quié­nes han mili­tado en ETA y por qué, un libro que pro­dujo con­si­de­ra­ble impacto. Con Anto­nio Elorza publicó poco des­pués de la matanza de la Esta­ción de Ato­cha el libro El Nuevo terro­rismo Isla­mista. Del 11-S al 11-M. Ahora, diez años des­pués, ha pre­sen­tado un por­me­no­ri­zado estu­dio sobre quién estuvo detrás del 11-M y por qué se atentó en España.

reinaresEste escrito pre­senta dos par­tes. Una es ‘Red terro­rista del 11-M: ori­gen, com­po­nen­tes y for­ma­ción’; la otra ‘La cone­xión Al Qaeda: ven­ganza, opor­tu­ni­dad y estra­te­gia’. Cabe saber que la pene­tra­ción isla­mista en España comenzó hace veinte años y pasó inad­ver­tida, esto es, no se sabía de qué iba aque­llo, ni se ade­cuó la legis­la­ción ni se dotó a las Fuer­zas de Segu­ri­dad de los medios pre­ci­sos para impe­dir esos obje­ti­vos. En pala­bras de los pro­pios terro­ris­tas: “La yihad es una vio­len­cia con­tra infie­les y após­ta­tas que está jus­ti­fi­cada, tanto uti­li­ta­ria como moral­mente, para hacer avan­zar o defen­der el Islam”. Por tanto, el terro­rismo viene a ser para ellos un deber, y el ase­si­nato una norma. Vea­mos otros dos párra­fos, uno de defi­ni­ción: “Deje­mos que digan que somos terro­ris­tas. Sí, es lo que somos. La pala­bra está en la ter­mi­no­lo­gía islá­mica. Deje­mos que la gente nos llame enemi­gos del pen­sa­miento y la opi­nión”. Y otro de pro­yecto: “Al Anda­lus fue en el pasado una de las pie­zas fun­da­men­ta­les de nues­tra his­to­ria y por ello debe­mos recu­pe­rarla, sea como sea, de los infieles”.

El mismo día de los aten­ta­dos del 11-M (10 bom­bas en 4 tre­nes), 24 indi­vi­duos esta­ban a punto de ser pro­ce­sa­dos ante la Audien­cia Nacio­nal por per­te­ne­cer a una célula de Al Qaeda activa en España. Reina­res refiere que la fecha del 11 de marzo quedó plas­mada por escrito en Bru­se­las el 19 de octu­bre de 2003, antes de que se fijara la fecha de las elec­cio­nes gene­ra­les en España. Ana­liza las cir­cuns­tan­cias per­so­na­les y socia­les de los inte­gran­tes de la masa­cre; una cuarta parte de ellos tenía al menos un fami­liar den­tro del entra­mado terro­rista. Empe­ña­dos en ins­truir a “los leo­nes que venían desde lejos con el fin de pre­pa­rarse para trans­for­mar la tran­qui­li­dad de los cru­za­dos en un infierno”. Pasan los años, pasan los siglos y ¡segui­mos siendo cruzados!

Puede con­si­de­rarse casua­li­dad que “entre el 11-S, es decir, el 9/11 según el modo de datar pro­pio de los esta­dou­ni­den­ses, y el 11-M” trans­cu­rrie­ran exac­ta­mente 911 días. Escribe el pro­fe­sor Reina­res que “ven­ganza y opor­tu­ni­dad se com­bi­na­ron en la deci­sión de aten­tar en España que se tomó en Kara­chi en diciem­bre de 2001 y que se rati­ficó, por moti­vos no exac­ta­mente coin­ci­den­tes, en Estam­bul en febrero de 2002”. Se pla­ni­ficó por moti­vos de ven­ganza. Se pre­paró por cri­te­rios de opor­tu­ni­dad y se eje­cutó por razo­nes de estrategia.

Hubo una volun­tad evi­dente de cruel­dad, de que aque­llos aten­ta­dos fue­ran lo más cruen­tos posi­bles. Los terro­ris­tas se sir­vie­ron asi­mismo de la inva­sión y ocu­pa­ción de Irak para jus­ti­fi­car la matanza en los tre­nes de Cer­ca­nías y pre­sen­tarla como un éxito. Se pre­ten­dió, y se con­si­guió en gran medida, la trans­fe­ren­cia de culpa –pro­pó­sito terro­rista al come­ter aten­ta­dos– a la socie­dad espa­ñola. Ella había ele­gido pre­si­dente a alguien que, des­oyendo el cla­mor de la ciu­da­da­nía, prestó resuelto apoyo a aque­lla cala­mi­tosa y tram­posa gue­rra con­tra Sadam Husein.

Aque­llos aten­ta­dos no fue­ron sui­ci­das, por­que los terro­ris­tas no habían com­ple­tado los pla­nes que tenían pre­vis­tos; iban a pro­se­guir en Gra­nada. Cua­tro años des­pués se pre­paró otro segundo 11-M. Iba a ser en enero de 2008, en el Metro de Bar­ce­lona. El día 19 unos 14 indi­vi­duos fue­ron dete­ni­dos en el Raval, entre las 00:40 h. y las 05:00 h. Los res­pon­sa­bles de esas deten­cio­nes segui­rán estando en el ano­ni­mato, des­co­nec­ta­dos de la gra­ti­tud ciu­da­dana, por­que –para­doja de la His­to­ria– lo que pudo pasar y no pasó no es his­to­ria.

MIGUEL ESCUDERO

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