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Generación bbva: tiempo de cosecha

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Varios auto­res pre­mia­dos por la Fun­da­ción BBVA con sus becas para la crea­ción pre­sen­tan a LEER los pro­yec­tos lite­ra­rios que pudie­ron lle­var a tér­mino gra­cias a estas ayu­das. Dos años des­pués, tes­tea­mos los resultados.

Cuando llegó a Madrid, Anto­nio Rojano (Cór­doba, 1982) era un cha­val que que­ría apos­tarlo todo por el tea­tro. Lle­vaba tiempo escri­biendo en el sur cuando se mar­chó a la capi­tal para desa­rro­llar su carrera como autor. En aque­llos pri­me­ros días, cru­zaba la puerta del Tea­tro Espa­ñol, una caja sagrada para los nue­vos auto­res, pre­gun­tán­dose si algún día alguno de sus tex­tos lle­ga­ría a estre­narse allí. El pasado 9 de marzo su última obra, Furiosa Escan­di­na­via, vio la luz sobre esas tablas. Ha seguido con emo­ción y ner­vios cada uno de sus estre­nos pero este le ha supuesto, tras esos momen­tos de incer­ti­dum­bre, un ver­da­dero paso adelante.

Furiosa Escandinavia cartel bajaGra­cias a la beca de la Fun­da­ción BBVA, Rojano pudo pasar diez meses escri­biendo esta obra cuya puesta en escena ha venido acom­pa­ñada de una crí­tica exce­lente. Como contó en el encuen­tro cele­brado hace dos años por el 30 aniver­sa­rio de LEER, junto a los escri­to­res Juan Gómez Bár­cena, Juan Jacinto Muñoz Ren­gel, Pablo Mar­tín Sán­chez y Andrés Barba, tam­bién pre­mia­dos por la Fun­da­ción, este tipo de ayu­das son clave en un mundo en el que es prác­ti­ca­mente impo­si­ble vivir de la crea­ción. “En ori­gen la obra bebía de En busca del tiempo per­dido, pero luego se con­vir­tió en un texto que no tiene nada que ver, aun­que man­tiene temas prous­tia­nos, como el de la memo­ria. En ella apa­rece un per­so­naje en con­flicto con su pasado por una his­to­ria amo­rosa”, detalla.

Sus aspi­ra­cio­nes, una vez se sentó a escri­bir, eran estre­narla en bue­nas con­di­cio­nes y publi­car el texto en Antí­gona, dos logros que ha cul­mi­nado, pues la edi­to­rial lanza el libro este mes de abril. “Moví el guión entre direc­to­res, tea­tros, acto­res… un año des­pués, me con­ce­die­ron el pre­mio Lope de Vega, un ele­mento que activó el meca­nismo de su puesta en escena”, cele­bra. Con Furiosa Escan­di­na­via, el Espa­ñol recu­pera la tra­di­ción de estre­nar las obras pre­mia­das con este galardón.

Para Rojano, las cosas no han podido ir mejor: “Estre­nar en el Espa­ñol nos ha per­mi­tido un mon­taje con muchos medios y un gran equipo de cola­bo­ra­do­res. Pero, antes de todo esto, la beca fue fun­da­men­tal, por­que era impres­cin­di­ble ese tiempo de refle­xión y lec­tura. Muchas veces los pro­yec­tos no son lo que uno que­ría sino lo que ha podido lle­gar a hacer. En cam­bio, este texto me ha per­mi­tido avan­zar en mi carrera. Todo lo que estoy viviendo es fruto de poder tra­ba­jar de esta manera”.

Con este tra­bajo, asume, su nom­bre empieza a salir de la emer­gen­cia en la que sue­len enclaus­trar a los ya no tan nue­vos dra­ma­tur­gos: “Llevo quince años escri­biendo tea­tro y mi tra­yec­to­ria se ha ido con­so­li­dando poco a poco, pero este tipo de reco­no­ci­mien­tos, junto con el del público, que tam­bién te impulsa, son los que, de ver­dad, te per­mi­ten avanzar”.

No estuvo en el encuen­tro en el Espa­cio LEER pero otro ejem­plo del éxito de estas becas es la obra His­to­rias de Usera, diri­gida por Fer­nando Sán­chez Cabe­zudo (Madrid, 1979), que el pasado 16 de febrero comenzó su gira nacio­nal en el Tea­tro Prin­ci­pal de Valen­cia tras su aplau­dido paso por el Mata­dero de Madrid. Una prueba más de que el mece­nazgo, las becas y las ayu­das como las que brinda BBVA dan alas a la joven crea­ción española.

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J. J. Muñoz Ren­gel, Anto­nio Rojano, Juan Gómez Bár­cena y Pablo Mar­tín Sán­chez, con Andrés Barba en pan­ta­lla desde Argen­tina, se reunían hace dos años en LEER con Marta Caba­llero para expli­car los pro­yec­tos beca­dos por la Fun­da­ción BBVA y que hoy son ya una reali­dad. / Foto: Ricardo Torres

 

Tam­bién Juan Gómez Bár­cena (San­tan­der, 1984), uno de los talen­tos lite­ra­rios más des­ta­ca­dos de su gene­ra­ción, autor de títu­los como el cele­brado El cielo de Lima, pudo lle­var a puerto gra­cias a esta ayuda la com­pleja novela que tenía en mente. La ha titu­lado Kanada y acaba de publi­carse en Sexto Piso. Desde Roma, donde cursa otra beca, nos habla del pro­ceso: “En mi carrera las becas han sido muy impor­tan­tes. Me han per­mi­tido mis pri­me­ros espal­da­ra­zos. Esta, en con­creto, fue vital por­que tenía entre manos una obra muy com­pleja y no estaba seguro de tener el tiempo y la ener­gía para escri­birla. Gra­cias a ella, pude apar­tar ese otro tra­bajo al que esta­mos obli­ga­dos los escri­to­res, los talle­res y las cla­ses, y dedi­carme a ella”.

Con la can­ti­dad reci­bida, Gómez Bár­cena pudo regre­sar un tiempo en Buda­pest, ciu­dad en la que había vivido entre 2010 y 2011. Ahora nece­si­taba resi­dir allí un mes para reen­con­trarse con algu­nos esce­na­rios de la novela, que narra la his­to­ria de un preso libe­rado de un campo de con­cen­tra­ción que regresa a su ciu­dad. “Pude docu­men­tarme y visi­tar muchos museos de una capi­tal en la que la hue­lla del Holo­causto está muy pre­sente. Alquilé un pequeño piso y pasé varios días allí den­tro. Era muy impor­tante, ya que la his­to­ria ver­sa­ría sobre un encie­rro, tenía que vivir la expe­rien­cia de un per­so­naje que mira los cam­bios de su entorno a tra­vés de una ven­tana. No me intere­sa­ban el fenó­meno del Holo­causto ni el papel de los ver­du­gos sino los efec­tos que deja en una víc­tima. Es una his­to­ria que se cuenta de manera elu­siva, en la que no apa­re­cen la gue­rra o Hitler. La idea de un hom­bre que se encie­rra fun­ciona como un sím­bolo de la impo­si­bi­li­dad de las víc­ti­mas para vol­ver a encon­trar su lugar”.

Más áspera e incó­moda que su novela ante­rior, el escri­tor ha pasado dos años cen­trado en ella, mer­mada la carga de tra­bajo rela­cio­nado con la lite­ra­tura pero no lite­ra­rio con el que sub­sis­ten las letras jóve­nes del país.

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Por su parte, Juan Jacinto Muñoz Ren­gel (Málaga, 1974) publicó tam­bién con éxito entre la crí­tica su novela El gran ima­gi­na­dor (Plaza & Janés), una his­to­ria que tenía en mente desde hacía catorce años y que ya se ha tra­du­cido en otros paí­ses. “Se tra­taba de un pro­yecto muy ambi­cioso y por eso la beca fue cru­cial. De otra manera, me habría demo­rado mucho en escri­birlo. Pro­ba­ble­mente se me habrían colado por el camino otras nove­las y habría aca­bado per­diendo pulso o no ter­mi­nán­dola nunca. El res­paldo eco­nó­mico te per­mite con­cen­tra­ción y la posi­bi­li­dad de no per­der la inten­si­dad de la idea ini­cial. Ade­más, como mi per­so­naje via­jaba por el Medi­te­rrá­neo, me ha faci­li­tado moverme a muchos luga­res, como Tur­quía y Gre­cia. Nece­si­taba estar den­tro de las ciu­da­des y com­pro­bar cier­tas cosas para que con­cor­da­ran con lo que estaba escri­biendo”, sostiene.

En su opi­nión, un tra­bajo de esta enver­ga­dura (500 pági­nas final­mente) era muy difí­cil de com­pa­gi­nar con las tareas de corte ali­men­ti­cio a las que se entre­gan los escri­to­res para poder seguir escri­biendo. Aquí no sólo había que via­jar sino, ade­más, afron­tar un hondo pro­ceso de docu­men­ta­ción. “He man­te­nido el fondo his­tó­rico, los luga­res y la época que pensé en ori­gen, así como el hecho de que el pro­ta­go­nista fuera un ima­gi­na­dor sin lími­tes. El obje­tivo era home­na­jear a la ima­gi­na­ción haciendo gui­ños a las gran­des obras que dan lugar a la moder­ni­dad lite­ra­ria. Todo eso lo tenía claro y lo he res­pe­tado hasta un punto que ni yo mismo espe­raba. Pero me fal­taba una idea que hiciera fluir ese tri­buto la ima­gi­na­ción, una tesis fan­tás­tica sobre la que levan­tar todo. El tiempo del que gocé me per­mi­tió encon­trarla y que cada cosa aca­base cua­drando de forma natural”.

Tam­bién a fina­les del pasado año llegó a las libre­rías Tuyo es el mañana (Acan­ti­lado), la segunda entrega de la tri­lo­gía del DNI de Pablo Mar­tín Sán­chez (Reus, 1977), otro de los beca­dos de la Fun­da­ción BBVA. Tras El anar­quista que se lla­maba como yo, cen­trada en el nom­bre del autor, este nuevo expe­ri­mento se basa en su fecha de naci­miento, en tanto que el ter­cero, en pro­ceso, se dedi­cará a su ciu­dad natal, Reus.

Como ade­lantó en el encuen­tro con LEER, la obra se desa­rro­lla durante 24 horas y parte de la auto­fic­ción para, a su vez, fic­cio­nar otras his­to­rias “que tie­nen mucho de real”. Entre la novela his­tó­rica y la fan­ta­sía, este título le ha per­mi­tido ahon­dar en el con­texto de la tran­si­ción, a tra­vés de seis per­so­na­jes de la época, refle­jando un cam­bio impor­tante en uno de ellos. Como sus com­pa­ñe­ros, Mar­tín Sán­chez pudo pasar doce meses cen­trado en ter­mi­nar este libro. “Habría tar­dado dos o tres años en aca­barla de no haber logrado esta ayuda”, agradece.

Andrés Barba (Madrid, 1975), otro de nues­tros jóve­nes pro­sis­tas más emi­nen­tes, pre­sentó a comien­zos de 2016 su ensayo La risa caní­bal. Humor, pen­sa­miento cínico y poder, que cul­minó gra­cias a la Fun­da­ción BBVA. En él se vol­caba con un tema que, según con­fesó a LEER, le obse­siona desde hace años, el humor. Y abor­daba temas tan actua­les como ¿quién decide de qué y hasta dónde nos pode­mos reír? De paso, invi­taba a la refle­xión sobre lo que hemos apren­dido rién­do­nos de los demás o enfren­tán­do­nos a sus car­ca­ja­das. Publi­cado por Alpha Decay, el tra­bajo des­fila por momen­tos como el día que Hitler se enfrentó a la sátira de Cha­plin.

MARTA CABALLERO (@martabcaballero)


El 27 de abril a las 19 horas
hora penin­su­lar fina­liza el plazo de pre­sen­ta­ción de soli­ci­tu­des para la nueva con­vo­ca­to­ria de las Becas Leo­nardo a Inves­ti­ga­do­res y Crea­do­res Cul­tu­ra­les de la Fun­da­ción BBVA. Toda la infor­ma­ción en www​.fbbva​.es

PORTADA281
Una ver­sión de este artículo apa­rece publi­cada en el número de abril de 2017, 281, de la Revista LEER.

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