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Edición impresaUn libro al día

Con más tinta que verdad

EL MARQUÉS Y LA ESVÁSTICA (Anagrama) de Rosa Sala Rose y Plà­cid García-Planas ha sido uno de los libros-sensación de este 2014. Antes de salir publi­cado a comien­zos de año, su tesis –la impli­ca­ción de César González-Ruano en la venta de sal­vo­con­duc­tos frau­du­len­tos a judíos en el París ocu­pado y su rela­ción con las pre­sun­tas matan­zas de los mis­mos en la fron­tera pire­naica– pre­ci­pitó la deci­sión de sus­pen­der el pre­mio César González-Ruano de perio­dismo por parte de la Fun­da­ción Map­fre, la ins­ti­tu­ción que lo venía con­vo­cando, des­pués de treinta y ocho ediciones.

Una deci­sión anun­ciada a tiempo de ser incluida a modo de tro­feo en el epí­logo del libro, unos párra­fos más abajo de las siguien­tes líneas: “Más de tres años de inves­ti­ga­ción, más de veinte archi­vos en ocho paí­ses y no hemos podido demos­trar las acu­sa­cio­nes que Eduardo Pons Pra­des lanzó con­tra César Gon­zá­lez Ruano: que estaba impli­cado en matan­zas de judíos en Ando­rra” (página 440). “Tam­poco tene­mos prue­bas de que en Ando­rra se masa­crara de manera orga­ni­zada a judíos que esca­pa­ban en camio­nes” (445).

Los auto­res espe­ran al epí­logo para reco­no­cer que su inves­ti­ga­ción no ha lle­gado a buen puerto, o al menos al puerto que desea­ban lle­gar. En el libro cons­ta­tan el ya cono­cido anti­se­mi­tismo de González-Ruano. Expli­can que estuvo a sueldo de la pro­pa­ganda nazi en los años 30. Airean lo poco que se sabe a cien­cia cierta de las oscu­ras acti­vi­da­des del escri­tor en el París ocu­pado. Y la con­dena a 20 años que en 1948 se le impuso en Fran­cia por colaboracionista.

Sala Rose y García-Planas basan su pes­quisa en varios tes­ti­mo­nios difu­sos que ligan a González-Ruano con una red que comen­zaba en París con la estafa a judíos deses­pe­ra­dos por sal­var su vida y ter­mi­naba en Ando­rra, donde al pare­cer eran sis­te­má­ti­ca­mente ase­si­na­dos. El pri­mero de ellos, el del escri­tor y mili­tante anar­quista Eduardo Pons Pra­des, per­du­ra­ble por una obra tan meri­to­ria como Repu­bli­ca­nos espa­ño­les en la segunda gue­rra mun­dial; autor tam­bién de un libro, El men­saje de otros mun­dos, en el que ase­gu­raba haber sido abdu­cido por extra­te­rres­tres. Una infor­ma­ción que los auto­res se apre­su­ran a reco­ger para des­ac­ti­varla en lo posi­ble como enmienda a su autor. Tam­bién se apo­yan, res­pecto a las matan­zas ando­rra­nas, en varios repor­ta­jes publi­ca­dos en los años 70 por Eli­seo Bayo, autor nada sos­pe­choso de des­pre­ciar a Ruano, como demues­tran artícu­los como “César: no hace falta decir cuál”, publi­cado en 1959 en el número 17 de la revista La Jirafa, que hemos cono­cido de la mano de su fun­da­dor, Rafael Borràs (incluido, por cierto, en los agra­de­ci­mien­tos del libro).

Hablar con pro­fu­sión de fosas y cadá­ve­res en un libro dedi­cado al anti­se­mi­tismo de Ruano es atri­buirle crí­me­nes por contigüidad

Una inves­ti­ga­ción tenaz, aun fra­ca­sada, es per­fec­ta­mente plau­si­ble –la cien­cia es tal en tanto que refu­ta­ble, diría Pop­per–. El pro­blema es no resig­narse al fra­caso. Y tra­tar de con­fir­mar con la escri­tura, con la mali­ciosa dis­po­si­ción de los hechos y las impre­sio­nes, lo que la inves­ti­ga­ción no ha con­se­guido. Hablar con pro­fu­sión de fosas y cadá­ve­res en un libro dedi­cado a las sim­pa­tías nazis y el anti­se­mi­tismo de González-Ruano es atri­buirle esos crí­me­nes por con­ti­güi­dad. No enten­der esta suti­leza, o enten­derla y obs­ti­narse en ella durante más de 400 pági­nas, no es digno de un ensayo riguroso.

Luego está la lite­ra­tura. Nos gus­tan las his­to­rias legi­bles, pero des­con­fia­mos de las que toman los hechos o un reflejo de los mis­mos como pre­texto de una pieza lite­ra­ria; lite­ra­tura apli­cada. Y El mar­qués y la esvás­tica ado­lece desde el prin­ci­pio de este defecto: cuando en el preám­bulo se des­cribe con tono paté­tico a los auto­res, ves­ti­dos de gala en la entrega del XXXVI Pre­mio Ruano; en el bol­si­llo del smo­king de García-Planas, un artículo rabio­sa­mente anti­se­mita de quien da nom­bre al galar­dón; las atur­di­das evo­lu­cio­nes del perio­dista por los salo­nes del Ritz con inten­ción de mos­trár­selo a algu­nos invi­ta­dos insig­nes, entre ellos al pre­miado Jorge Edwards

Y de esa lite­ra­tura se deri­van ten­ta­cio­nes peli­gro­sas para la escri­tura de no fic­ción, como el psi­co­lo­gismo –“Ruano tiene miedo. Nece­sita el anti­se­mi­tismo para refor­zar la segu­ri­dad en su supe­rio­ri­dad innata, en la nobleza natu­ral de su san­gre (…). Esa mecá­nica psi­co­ló­gica des­vela un temor incons­ciente a la pro­pia insig­ni­fi­can­cia” (página 77)–, y la ten­sión ensa­yís­tica se va desin­te­grando hasta dejar res­qui­cio a los más evi­den­tes pre­jui­cios ideo­ló­gi­cos. Así, res­pecto a Cela y Ruano: “Los dos per­te­ne­cían espi­ri­tual­mente a una España cas­tiza y pin­to­resca, pro­pia de un Valle-Inclán. Una España de tore­ros, ter­tu­lias y sablea­do­res. Una España que el fran­quismo ayudó a per­pe­tuar y que hoy nos huele a ran­cio (p. 65)”.

Dirán más ade­lante los auto­res de El mar­qués y la esvás­tica que “Ruano fue escul­pién­dose, con más tinta que ver­dad, como des­pués harían Camilo José Cela y Fran­cisco Umbral”. Esta­mos dis­pues­tos a acep­tar lo de “más tinta que ver­dad” para los tres; lo sus­cri­bi­mos tam­bién para este volu­mi­noso libro, cuyas con­clu­sio­nes ver­da­de­ra­mente ver­da­de­ras cabrían en muy pocas pági­nas.

BORJA MARTÍNEZ (@borjamzgz)

Maquetación 1EL MARQUÉS Y LA ESVÁSTICA
Rosa Sala Rose y Plà­cid Garcia-Planas
Anagrama. Bar­ce­lona, 2014
502 pági­nas. 24,90 euros
 
Una ver­sión de este texto ha sido publi­cado en el número de sep­tiem­bre de 2014, 255, de la Revista LEER (cóm­pralo en tu quiosco y en libre­rías selec­cio­na­das, o mejor aún, sus­crí­bete).

 

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